Una joven bienaventurada

 

Caer en Sus Brazos

Salmos 34:8 ‘’Gustad y ved que Dios es bueno, bienaventurado el hombre que confía en El’’

Desde hace cierto tiempo, han venido diversas situaciones a mi vida, de esas que a veces nos hacen dudar del cuidado de Dios para con nosotros, las que nos drenan y nos dejan cansados en medio de la carrera de la fe. Al mismo tiempo, agarrada de la mano de las pruebas han venido momentos de refrigerio que me hacen decir, ¡Gracias, Señor¡ y me dan fortaleza para seguir adelante, esas bendiciones que puedo ‘’ver’’ me hacen sentir realmente bienaventurada.

Todos tenemos una mochila con la que caminamos, esta puede estar llena de tantas cosas, amor, fe, esperanza, sabiduría, etc. Pero, también puede estar llena de ira, preocupación, falta de perdón, malos deseos, entre otras cosas. La pregunta es: le hemos pedido al Señor que tome nuestras cargas y las lleve sobre El? He decidido, "caer en los brazos de Jesús’’, así como un bebé, que no puede caminar, cuando le cargan, el se queda quieto, se deja llevar, sabe que no pasara nada malo, confía en quien le cuida. (Mateo 11:28).

La única manera de creer en alguien es conociéndole bastante bien, saber cómo es su actitud, su carácter, sus valores. De la misma forma, Dios nos dice que seremos bienaventurados, si confiamos en El. Esto, solo lo lograremos escudriñando Su Palabra, pasando tiempo en Su Presencia. Qué bendición depender de El, sabiendo que es la Calma en medio de los fuertes vientos y la Luz que alumbra lo oscuro que se presente en el camino.

Las Escrituras vienen directamente del corazón de Dios, cuando leemos algo en ella, es porque tiene mucho valor e importancia. 

Él nos dice... Gustad y Ved ( deléitate, contempla, asómbrate) de ver como Dios guarda Su Creación, te provee sustento y protección, el simple hecho de despertar, respirar y ver un nuevo día , nos hace detenernos y decir ... ¡Cuán bueno es Dios!

Bienaventurada la nación


En la medida en que nos henos deleitado en el "Bienaventurado 2012"  recogiendo "bienaventuranzas" (o sea, viendo todo aquello con lo que, conforme a Su Palabra, somos bendecidos por Dios) hasta el momento habíamos encontrado bienaventuranzas individuales; pero en esta ocasión, en el precioso rinconcito de nuestro florido jardín (libro de los Salmos) hoy encontramos una bienaventuranza colectiva, es aquella que el salmista declara en el Salmo 33:12 "Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová...".
 

En el Antiguo Testamento, esa nación elegida era el pueblo de Israel; hoy Su Pueblo somos aquellos que la Palabra "el cuerpo de Cristo"; ni en el caso de los israelitas ni en el caso nuestro, la elección tiene que ver con nada que hagamos ni tengamos sino con Su Soberanía, Su Amor.

Desde otra perspectiva, a través de la historia podemos ver que en aquellas naciones donde se arraigaron las verdades del evangelio (países europeos donde los reformadores tuvieron gran influencia; Estados Unidos en sus inicios) donde los ciudadanos tenían una conciencia cristiana, se "respiraba" la bendición (bienaventuranza) de Dios en su organización, en esa sociedad; pero, así mismo, en la medida en que esas naciones fueron dejando de lado la Única Verdad que liberta, el deterioro moral, la descomposición de la sociedad se ha hecho presente, ha crecido de manera rampante.

Ahora que se acercan las elecciones en nuestra querida patria, quedó muy apropiada esta reflexión del Salmo 33:12. 

En nuestro país, muchos cristianos hacemos referencia a que en nuestra bandera encontramos el lema "Dios, Patria, Libertad", también a que en nuestro escudo hay una Biblia abierta con Juan 8:32 "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" lo cual es bueno y habla del corazón (o mas bien de la conciencia cristiana) de nuestros fundadores; sin embargo, debemos tener cuidado y no dormirnos en los laureles creyendo que por eso, ya hay un sello de garantía de que la bendición de Dios está sobre nosotros como nación; porque recordemos que todavía en Estados Unidos tienen como lema de nación "In God We trust" (En Dios confiamos) y, sin embargo, esa no es la realidad de esa nación.  No podeos caer en un misticismo "supersticioso" creyendo que estos símbolos operarán como "amuleto” que nos atraerán la bendición de Dios. 

A manera de ejemplo, en la Biblia tenemos el caso de los hijos de Eli que quisieron llevar el arca del pacto de Jehová (donde moraba la presencia de Dios) y, sin embargo, no les sirvió de nada porque sus vidas no honraban a Dios (1 Samuel 4); por lo tanto, no podemos tomar símbolos representativos de Dios, no podemos tomar Su Palabra como "amuletos" que nos resguarden; la Palabra de Dios, el Nombre de Dios son para honrarlos, para vivirlos, para someternos a ellos; el Nombre de Dios es Santo, Su Palabra es Santa; así que aquellos que somos llamados por Su Nombre en esta nación, estamos llamados a proclamar y vivir Su Verdad, no simplemente hacer mención a lo que contiene nuestra bandera y nuestro escudo; si nos descuidamos, nos puede pasar como a los hijos de Eli, que se engañaron a si mismos pero no pudieron engañar a Dios; no pudieron contar con Su Poder, ni Su Favor.

Y recordemos que para que llegue la bendición de Dios a una nación, primero tiene que empezar con Su Pueblo como dice 2 Crónicas 7:14 "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi Nombre es invocado y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces YO oiré desde los cielos y sanaré su tierra".

Si nosotros los que invocamos Su Nombre en esta nación queremos que esta sea "bienaventurada" recordemos que tiene que darse todos elementos -no uno u otros; sino TODOS EN CONJUNTO-:

1. Debemos humillamos (reconocer nuestro pecado delante de Dios; confesarlo; no justificarlo; saber que fuera de El, de Su Gracia no hay salvación para nosotros)

2. Orar (hablar con El, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, sabiendo que nos escucha solo y exclusivamente por los méritos de Cristo, Su Vida Perfecta, Su Sacrificio, Su Resurrección, permitiendo que en ese tiempo de oración El escudriñe nuestros corazones;  que vengamos a El con corazones contritos y humillados cerca de los cuales Él se encuentra)

3. Buscar Su Rostro (o sea, Quien es El, como se revela en Su Palabra, cual es Su Caracter; que en lugar de buscar Su Mano -es decir, solo estar enfocados en que nos bendiga, nos de, nos de- busquemos QUIEN ES EL)

4. Convertirnos de nuestros malos caminos: no basta con humillarnos y reconocer nuestro pecado, no basta con confesarlo, no basta con orar; tenemos que actuar, tenemos que permitirle que enderece nuestros pasos; no podemos seguir haciendo aquello "por lo cual Cristo murió" como decía un post de twitter en estos días; en especial, nosotras las mujeres que tenemos influencias sobre nuestros hijos; qué estamos haciendo? Cuál es el legado que les estamos dejando?

ENTONCES, Dios escuchará y perdonará y sanará nuestra amada nación; entonces, podremos decir que la Republica Dominicana será llamada bienaventurada . Nunca antes.

La Suprema Bienaventuranza


 En nuestro paseo recogiendo flores por el “jardín de las bienaventuranzas” encontramos un macetero especial, es el Salmo 32 que puede titularse “Dos flores por el precio de una” o “Dos hermosas flores “bienaventuradas” en un mismo macetero”; en la Biblia Las Américas este salmo se titula “Bienaventuranza del perdonado”; este es uno de mis salmos preferidos. Fue usado por el Señor durante mi época del GQ (Gran Quebrantamiento) mostrándome una “viga que estaba en mi ojo” y que, no le había confesado; por ende, me tenía ciega: la autocompasión. Fue una liberación sobrenatural cuando pude arrodillarme y pedirle perdón al recibir Su Luz en mi corazón. Además, allí se encuentra uno de mis versículos favoritos, el versículo 8 “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”.

Nuestras hermosas flores se encuentran justo al inicio del salmo, cuando el salmista declara “Bienaventurado  aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado; bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño”; ambas bienaventuranzas se refieren a la mayor bendición del ser humano…en conjunto constituyen LA SUPREMABIENAVENTURANZA: saber que nuestras transgresiones han sido perdonadas por lo que podemos vivir sin la pesada carga de la culpa y condenación; descargados y liberados de toda acusación; sin tener que escondernos avergonzados, bajando el rostro; perseguidos por nuestra conciencia. Definitivamente no hay nada mejor.

Tristemente muchas veces vivimos atadas a una conciencia que nos acusa (además de la culpa que viene de Dios)por no haber confesado nuestros pecados, sino por el contrario cubriéndolos…engañando a los demás…y aun peor engañándonos a nosotras mismas; viviendo entonces sin perdón, con culpa y sin ser llamadas bienaventuradas pues tal como continúa el salmo, “mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día”; cual es la causa de esa “nada envidiable condición”? Que de día y de noche pesó sobre mi, TU MANO; es decir, mientras no confesamos nuestro pecado, tenemos que soportar el peso de la culpa que  nos pone el Señor, con el único y especial propósito de producir en nosotros arrepentimiento y confesión. 

Disfrutamos de la Suprema Bienaventuranza cuando:

1.     Somos sensibles a Su Mano sobre nosotras;
2.     Declaramos nuestro pecado;
3.    No encubrimos nuestra iniquidad (no la justificamos, no le ponemos otro nombre, sino que aceptamos el nombre que Dios le da: al egoísmo, egoísmo; a la envidia, envidia; al resentimiento y falta de perdón, por sus respectivos nombres; al orgullo, orgullo; etc.)
4.    Es decir, asumimos la responsabilidad de nuestras acciones, dejando de acusar a los demás (a los padres, los esposos, los hijos, los jefes, los lideres, al gobierno, a Cristóbal Colon, a los indígenas que poblaban esta parte del mundo, etc., etc) reconociendo que no solo le hemos fallado a los demás, sino ESPECIALMENTE a Dios, a Su Ley;
 5.   Abandonamos la actitud de victimas (autocompasión); entonces, y SOLO    entonces,
6.   El perdona la maldad de nuestro pecado y nos rodea con canticos de liberación…y, somos llamadas “bienaventuradas”. 

El murió en la cruz para hacernos bienaventuradas; porqué permanecer en silencio sin confesarle nuestra maldad, iniquidad, transgresiones, las cuales estarán carcomiéndonos los huesos; en fin, llevando una existencia desventurada; cuando EL HIZO TODO lo que necesitamos para que podamos vivir la “bienaventuranza del perdonado”? 

Como dice el Salmo 32 en su versículo 9: No seamos como el caballo (en nuestro caso como la yegua), o como el mulo (mulas tercas y necias), sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.  

O SEA, no esperemos que Dios tenga que “halarnos la soga” o “ponernos freno” orquestando situaciones dolorosas en nuestras vidas para evitar que nos desboquemos por uno de esos precipicios de aquellos “caminos que a nuestros ojos parecen de bien, pero que Él sabe que al final son caminos de muerte”…Su Propósito es que tomemos El Único Camino que conduce a la VIDA: Jesús.
 

Design in CSS by TemplateWorld and sponsored by SmashingMagazine
Blogger Template created by Deluxe Templates