“Nosotros
tenemos por bienaventurados a los que sufren…”
Santiago 5:11
“Si padecéis…bienaventurados
sois...”
1 Pe.3:14
“Si sois ultrajados…sois
bienaventurados…”
1 Pe.4:14
Santiago 1:12
Una lectura rápida de los mismos
pudiera resultarnos contradictoria, irracional o sin sentido; qué información hace
falta en cada versículo para que podamos apreciar la raíz de esa “dicha/felicidad”
en medio del dolor? Veamos:
1.
En Santiago 5:11
encontramos atributos del carácter de Dios que fueron revelados a Job en medio
de sus pruebas;
2.
En 1 Pedro 3:14 la causa
del padecimiento es “la justicia” es decir, hacer lo correcto delante de Dios;
cuando procedemos de esa manera sabemos que aún en medio de los padecimientos
El “se manifestará a nosotros”, pues, tenemos la garantía de la promesa de Su
Presencia Manifiesta en Juan 14:21;
3.
Por su parte, en 1 Pedro
4:14 la razón del ultraje es el “Nombre que es sobre todo nombre: El Nombre de
Cristo”, aquel nombre ante el cual toda rodilla se doblará y toda lengua confesará
que Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. En este caso, también contamos
con Su Presencia a través del “glorioso Espíritu de Dios que reposa sobre
nosotras”; y,
4.
Finalmente, en Santiago
1:12 encontramos que la raíz ha sido la tentación o prueba que si son
soportadas o resistidas por amor a Él, nuestra recompensa será la corona de la
vida –no una de diademas sino la que se entregaba a los atletas en las
competencias-.
En resumen, en medio del
sufrimiento “por Su Causa”, por “Su Nombre”, por “amor a Él”, conocemos más de
Su Carácter y experimentamos más de Su Poder y de Su Presencia …y el salmista dice que “en Su Presencia hay plenitud de gozo, delicias a
Su Diestra…” (Salmo 16:11) y es por eso que este sufrimiento nos hace
bienaventuradas, felices aunque en el momento en que lo atravesamos no parezca
ser causa de gozo.
Lo contrario también es
cierto…si mi sufrimiento es por “mi causa”, por “mi nombre” o por “amor a mí
misma” no podré disfrutar de Sus Bendiciones por lo que no seré esa mujer
bienaventurada que hemos tratado de cultivar durante este “bienaventurado 2012”;
a menos que “confiese mi pecado para alcanzar misericordia” como nos dice
Proverbios 28:13.
Es por medio del
sufrimiento que Dios forma en nosotras el carácter de Cristo, no solo se
demuestra la calidad de nuestra fe sino que también la refina; por tanto,
crecemos espiritualmente lo que conlleva que nuestra relación con Él se hace más
profunda; en consecuencia, debido a todas esas bendiciones “en medio de
diversas pruebas” podemos tener “sumo gozo” como nos manda Santiago 1:2; pero
no se trata de un gozo mundano, superficial sino un gozo profundo ante
cualquier problema que interrumpe el curso normal de nuestras vidas porque no
dudo de Su Fidelidad, Su Cuidado y Su Amor.
Oración: Padre que se pueda
decir de nosotras como en Job 1:22 que en medio del sufrimiento no te
atribuyamos ningún despropósito; que nuestros corazones sean tierra fértil y no
pedregosa en la cual Tu Semilla no echa raíces por apartarnos de Ti en medio
del dolor.
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