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El Dios Bienaventurado


 
“…del Dios bienaventurado…”
1 Tim. 1:11

“… el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes y Señor de señores…”
1 Tim. 6:15
 
Luego de pasarnos todo un año revisando las bienaventuranzas que nos han sido dadas por Su Gracia –externas e internas; materiales y espirituales-, hoy concluimos con un título que quizás haya sorprendido a algunas que desconocían que nuestro Amado Dios y Señor también es BIENAVENTURADO, siendo éste uno de Sus Atributos  (es decir, un aspecto de Su Carácter) que podría pasar desapercibido ante otros “más enseñados” como son Su Santidad, Su Soberanía o Su Omnisciencia.
Como hemos visto durante el transcurso del “bienaventurado 2012”, Él es la fuente de nuestras bienaventuranzas por lo que para otorgárnoslas, EL mismo tiene que estar lleno de ellas.
Podrías estar preguntándote “si bienaventurado significa FELIZ O DICHOSO” y nuestras bienaventuranzas provienen de Él, es decir, EL es Quien nos hace bienaventuradas –nada ni nadie más-; entonces, “Qué/Quien hace a Dios bienaventurado?”.
Según Wayne Grudem, la bienaventuranza de Dios “significa que Dios se deleita plenamente en Sí mismo y en todo lo que refleja Su Carácter”; o sea, Su Satisfacción, Felicidad y Plenitud proviene solamente de EL mismo y todo aquello que lo refleje a El –esto es, Su Creación incluyéndonos a nosotras en la medida en que nuestras vidas honren Su Nombre -.
 En palabras sencillas, Dios no necesita a nadie –o sea, ni a ti ni a mí- para ser feliz; como dice “tío Tony” en su libro “Dios es más que suficiente”: “Dios es todo lo que Dios mismo requiere”; ese atributo de Dios nos baja el ego si es que alguna vez hemos pensado que “Dios me necesita para algo” y así lo afirma Efesios 1:23 cuando señala que El “…lo llena todo en todo”.
Como “Mujer Bienaventurada en Cristo” estoy llamada a imitar a mi “Padre Bienaventurado” encontrando mi satisfacción en lo que a Él lo deleita: El mismo y Sus Obras…esa ha sido la meta de esta aventura que hoy concluye en este blog pero que debe seguir durante todos nuestros días sobre esta tierra, pues, se acaba la serie pero nunca nuestras bienaventuranzas que son eternas como Él es eterno.

A través de la historia, las personas han dedicado sus vidas a la “búsqueda de la felicidad”; sin temor a equivocarme, deben haberse escrito millares de libros sobre el tema –yo misma llegué a leer algunos con ese título o similares-; se han desarrollado innumerables métodos; se han implementado incontables programas que al final dejan las personas vacías; porque la búsqueda es vana si no venimos a la Única Fuente que nos podrá saciar esa necesidad de nuestra alma: El Dios Feliz/Dichoso/Bienaventurado y nos sometemos a Sus “Métodos”.
Ante esa Fuente, nuestra búsqueda termina y podremos saciarnos una y otra vez por toda la eternidad porque es una Fuente Inagotable…Infinita, Eterna.
Cuando el enemigo de nuestras almas traiga a nuestra mente sus mentiras de que somos desdichadas, “pobrecitas yo” o desamparadas debemos asirnos fuertemente a la verdad de que en Cristo y por Cristo somos más que bienaventuradas!:
Tengo un Dios Bienaventurado
Quien no escatimó ni a Su Hijo Amado
Para darme todo cuanto he necesitado
Soy bienaventurada porque a Su Reino Él me ha llamado
Me ha elegido, me ha lavado y todos mis pecados
En Su Cruz los ha perdonado
A Él sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

Bienaventurada? El sufrimiento que nos hace felices


“Nosotros tenemos por bienaventurados a los que sufren…”
Santiago 5:11

“Si padecéis…bienaventurados sois...”
1 Pe.3:14

“Si sois ultrajados…sois bienaventurados…”
1 Pe.4:14

 “Bienaventurado…porque cuando haya resistido la prueba…”
Santiago 1:12

 Ni el título ni los 4 versículos que sirven de soporte a nuestra “plataforma del sufrimiento”  resultan atractivos ni populares en nuestros tiempos –peor aún, ni siquiera en muchos medios que se auto-denominan cristianos-; hemos cortado a propósito estos versículos para que se aprecie mejor la estrecha relación de la bienaventuranza [es decir, felicidad o dicha] con a) el sufrimiento; b) padecimiento; c) ultraje y d) la prueba. E(o, como las 4 patas de la mesa que nos adorna hoy, que tiene encima unas preciosas flores -del jardin de las bienaventuranzas-)stos serian

Una lectura rápida de los mismos pudiera resultarnos contradictoria, irracional o sin sentido; qué información hace falta en cada versículo para que podamos apreciar la raíz de esa “dicha/felicidad” en medio del dolor? Veamos:

1.      En Santiago 5:11 encontramos atributos del carácter de Dios que fueron revelados a Job en medio de sus pruebas;

2.      En 1 Pedro 3:14 la causa del padecimiento es “la justicia” es decir, hacer lo correcto delante de Dios; cuando procedemos de esa manera sabemos que aún en medio de los padecimientos El “se manifestará a nosotros”, pues, tenemos la garantía de la promesa de Su Presencia Manifiesta en Juan 14:21;

3.      Por su parte, en 1 Pedro 4:14 la razón del ultraje es el “Nombre que es sobre todo nombre: El Nombre de Cristo”, aquel nombre ante el cual toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. En este caso, también contamos con Su Presencia a través del “glorioso Espíritu de Dios que reposa sobre nosotras”; y,

4.      Finalmente, en Santiago 1:12 encontramos que la raíz ha sido la tentación o prueba que si son soportadas o resistidas por amor a Él, nuestra recompensa será la corona de la vida –no una de diademas sino la que se entregaba a los atletas en las competencias-.

En resumen, en medio del sufrimiento “por Su Causa”, por “Su Nombre”, por “amor a Él”, conocemos más de Su Carácter y experimentamos más de Su Poder y de Su Presencia …y el salmista dice que “en Su Presencia hay plenitud de gozo, delicias a Su Diestra…” (Salmo 16:11) y es por eso que este sufrimiento nos hace bienaventuradas, felices aunque en el momento en que lo atravesamos no parezca ser causa de gozo.

Lo contrario también es cierto…si mi sufrimiento es por “mi causa”, por “mi nombre” o por “amor a mí misma” no podré disfrutar de Sus Bendiciones por lo que no seré esa mujer bienaventurada que hemos tratado de cultivar durante este “bienaventurado 2012”; a menos que “confiese mi pecado para alcanzar misericordia” como nos dice Proverbios 28:13.

Es por medio del sufrimiento que Dios forma en nosotras el carácter de Cristo, no solo se demuestra la calidad de nuestra fe sino que también la refina; por tanto, crecemos espiritualmente lo que conlleva que nuestra relación con Él se hace más profunda; en consecuencia, debido a todas esas bendiciones “en medio de diversas pruebas” podemos tener “sumo gozo” como nos manda Santiago 1:2; pero no se trata de un gozo mundano, superficial sino un gozo profundo ante cualquier problema que interrumpe el curso normal de nuestras vidas porque no dudo de Su Fidelidad, Su Cuidado y Su Amor.

Oración: Padre que se pueda decir de nosotras como en Job 1:22 que en medio del sufrimiento no te atribuyamos ningún despropósito; que nuestros corazones sean tierra fértil y no pedregosa en la cual Tu Semilla no echa raíces por apartarnos de Ti en medio del dolor.

Y aunque el norte se haga el sur…



Bienaventurado aquel siervo…aquellos siervos… cuando su señor venga, lo(s) halle velando…
Mateo 24:46; Lucas 12:37:38,43

 A mediados de los años ’90 el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona popularizó una polémica canción de protesta contra los cristianos donde decía que “Jesús es verbo no sustantivo” haciendo cierto tipo de burlas a prácticas y/o creencias de los cristianos como el aplaudir en el culto o la esperanza de que Jesús vuelve; una de las estrofas de esa canción hablada decía:
Jesús no bajes a la tierra quédate ahí arriba
Todos lo que han pensado como tu hoy están boca arriba
Olvidados en algún cementerio, de equipaje sus ideales
Murieron con la sonrisa en los labios
Porque fueron verbo y no sustantivo

En respuesta, un cantante cristiano –que para mi sorpresa es dominicano- le respondió con otra canción hablada que terminaba recordándole a Arjona -haciendo uso de un juego de palabras de otra canción suya-, lo siguiente: “Porque es tan firme mi jugada que Pablo apostó su cabeza y aunque el norte se haga el sur el Maestro regresa”.
Nuestros versículos de hoy nos recuerdan precisamente que nuestro Maestro y Señor regresará -El lo dijo y El lo cumplira- y dependiendo de nuestra fidelidad y perseverancia en  servirle -sin importar la oposición que ciertamente enfrentaremos-, seremos llamadas bienaventuradas o no; en estos versículos una y otra vez se repite la frase “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así” refiriéndose a que lo halle vigilante, en servicio. En Lucas 12:43 nos dice que ya sea que llegue a la tercera vigilia –es decir, que nos parezca que se ha retrasado- seremos declaradas dichosas, felices y bendecidas si permanecemos fieles como siervas Suyas que somos.

Otra característica de nuestra fidelidad en el servicio la encontramos en Lucas 14:14 cuando el Señor nos recuerda que debemos servir a aquellos que no pueden recompensarnos, pues, nuestra recompensa no viene de ellos como dice Colosenses 3:23-24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibireis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís". 
Por tanto, si la motivación de mi corazón es servir para que las personas me agradezcan y/o recompensen lo que he hecho por ellos, no seré considerada bienaventurada y no recibiré mi recompensa del Señor; es decir, habré “trabajado para estar cansada” porque la recompensa que me convierte en una mujer bienaventurada es la que el Señor me dará en la resurrección de los justos.

Oración: Señor perdona mi incredulidad cuando soy indiferente a Tu Promesa de que regresarás; dame la gracia de aguardar Tu Venida con gozo y expectativa sirviéndote a Ti; que me halles como sierva fiel y prudente. En Cristo Jesús te lo ruego. Amén.   

Una mujer doblemente bienaventurada


Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor. …Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada.
Lucas 1:45, 48
Debido a la época en que nos encontramos, muchas deben haber descubierto que la “Mujer doblemente bienaventurada” como lee nuestro título de hoy, es María, quien tuvo el privilegio de llevar a Jesús en su vientre, por lo cual fue llamada “bendita entre las mujeres” por el ángel que le comunicó tan especial noticia.
Las palabras del primer versículo para esta reflexión (Lucas 1:45) salieron de los labios de Elisabet, prima de María, cuyo vientre también fue bendecido por Dios a pesar de ser una anciana que había perdido las esperanzas de concebir por lo que ya no sería llamada “estéril”.
Elisabet conocía de primera mano las consecuencias de no creer las palabras o promesas anunciadas por el Señor al ver a su esposo Zacarías enmudecer debido a su falta de fe según narra el capítulo 1 del Evangelio de Lucas; al parecer su esposo le había comunicado –pudo ser por escrito- lo acontecido con el ángel ya que cuando los vecinos quisieron darle su nombre a su hijo, ya Elisabet sabía que debía llamarse Juan.
Por ende, al conocer que María SI había creído “lo que le fue dicho de parte del Señor” pudo anticipar las bendiciones que se derivarían para su prima por haber puesto su confianza en que EL cumpliría Su Palabra.
En su libro “Creerle a Dios”, “mi prima” Beth Moore nos enseña que no es lo mismo CREER EN DIOS que CREERLE A DIOS; en nuestro caso, María fue considerada bienaventurada por haberle CREIDO A DIOS. María demostró ser una joven de fe y de conocimiento de Su Palabra como se evidencia en la adoración que elevó al Señor que es conocida como “El Magnificat” donde exalta la grandeza de Dios y reconoce su pequeñez, su debilidad, su sometimiento a Dios y su necesidad de un Salvador (es decir, humildemente sabía que era pecadora) –Lucas 1:46-55-.
Y es precisamente en esa valiosa pieza de adoración donde encontramos la segunda bienaventuranza con relación a María, la cual brota de sus propios labios cuando expresa en Lucas 1:48 que sería considerada por todas las generaciones como una mujer bienaventurada, no por algo que hubiera en ella –pues se mira a sí misma como ocurrió con Isaías en el capítulo 6 de su libro al contemplar la majestad y santidad de Dios; ella pudo verse como una humilde sierva; es decir, acepta que Él es el Señor-.
Ella sabía que su bienaventuranza no provenía de ella sino por las “grandes cosas” que el Poderoso le había hecho a ella; y en lo adelante quita los ojos de SI misma y adora a Dios por Su Santidad (v.49), Su Misericordia (v. 50), por Su Poder (v. 51,52), Su Compasión y Justicia (v.53), Su Fidelidad (v.55).
Su doble bienaventuranza proviene de su fe y de haber sido elegida por El para mostrar Su Incomparable Obra a través de ella.
Reflexión: Cómo te percibes hoy: “bienaventurada como María con un corazón y labios rebosantes de adoración” o “enmudecida como Zacarías sin poder contar Sus Maravillas debido a tu incredulidad”? Recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios, por eso ponte a cuentas con El, confiesa tu pecado y pidele que "ayude tu incredulidad".  

Tropecé de nuevo con la misma piedra…

Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. Mateo 11:6 y Lucas 7:23

Sin proponérmelo seguimos con expresiones o dichos populares; hoy tenemos uno que se hizo famoso en la voz del cantante español Julio Iglesias (cuyo amor, dedicación de una producción por/a su hija me hacia suspirar; hasta que descubrí la “canción de amor que me había dedicado mi Padre Celestial”). El titulo de esa canción de Julio Iglesias es “Tropecé de nuevo con la misma piedra”; la cual utiliza la piedra como metáfora  de relaciones amorosas; en esta entrega la utilizaremos en alusión a la Roca de los Siglos: Jesucristo.
Así como la canción dice que el tropezón ocurrió en mas de una ocasion con la misma piedra, en la Palabra vemos que con Cristo puede suceder igual pues Aquel que es la Roca de Salvación puede convertirse en Roca de Caída (Romanos 9:33) pues con El pueden haber dos tropiezos:

a)      El tropiezo de rechazarlo: En este caso se rompe la ley de la gravedad pues en este tropiezo la Roca cae sobre quien tropieza; es decir, se convierte en Roca de Caída. Estos son los que se consideran muy superiores a las mentes débiles y cerebritos que necesitan de “esas historias” para sostenerse. O, quizás tu espiritualidad es de “mente abierta” y consideras que “todos los caminos conducen a Dios”; que solo las mentes estrechas pueden aceptar que haya un UNICO CAMINO al cielo.

b)     El  tropiezo de cuestionarlo luego de haberlo aceptado:  Este tropiezo le pasa prácticamente a todos los hijos de Dios cuando las circunstancias en nuestras vidas parecen no “cuadrar” (es decir, no tener sentido)
La bienaventuranza de hoy contiene una advertencia y fue la respuesta de Jesús a  Juan El Bautista y sus discípulos ante la pregunta de que si Jesús era el Mesías o debían esperar a otro. Aunque Jesús dijo de Juan El Bautista que de los “nacidos de mujer” no había otro como el, debemos recordar que era humano y en su humanidad parecería que se cuestionaba sobre todas las noticias de los milagros de Jesús que no le hacían sentido con su condición de encarcelamiento.

Igual nos ocurre a nosotros cuando vemos que Dios está obrando pero no necesariamente donde/como/ni cuando nosotras queremos que lo haga; quizás El está abriendo puertas a otros sin que las mismas puertas se nos abran en respuesta a nuestras oraciones. Y, entonces, viene la duda, el escándalo o aun hasta sentirnos ofendidos porque vemos que El manifiesta Su Poder pero no en nuestro tiempo ni a nuestra manera.
Para evitar que esta actitud (por demás, pecaminosa) nos robe el gozo, la esperanza, la fe debemos recordar que Él es Soberano pero que cuando ejerce Su Soberanía no lo hace separado de Su Amor, por lo tanto, cuando El obra cuando/donde/como/con quien quiere, lo hace de la manera que es mejor para nosotras porque Él nos ama.

Algunas fuentes consultadas coinciden que este “segundo” tropiezo es el que provoca que caigamos sobre El (y no a la inversa como en el caso anterior) de donde viene entonces el quebrantamiento para nuestra bendición para que “la vasija no se eche a perder en Sus Manos”. Definitivamente cuando venimos a El, necesitamos ser quebrantadas, transformadas para que Su Luz brille a través nuestro.

Reflexión: Que ha sido Cristo para tu vida: Roca de Salvación o de Caída? Has tropezado sobre la Roca o la Roca ha caído sobre ti? Hoy es día de salvación si escuchas Su Voz no endurezcas tu corazón. 

Ojos que no ven...


Cuando decidí cuál sería el titulo de esta reflexión me reía para mis adentros, pues, pensaba que en las últimas semanas había estado utilizando algunos refranes populares para los mismos; créanme no estoy utilizando “El Refranero” para titular las reflexiones… espero que sea Dirección Divina.

Basándonos en nuestros versículos del día, esta reflexión podría llevar otro titulo que seria “Bienaventurados los ojos que ven pues así el corazón siente”; las tres columnas que sostienen nuestra entrega de hoy son las siguientes:

1.       Mateo 13:16 “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven…”.

2.       Lucas 10:23 “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis…”

3.       Juan 20:29 “…bienaventurados los que no vieron y creyeron”.

Alto!! Retrocede…lee de nuevo los versículos. Encuentras uno que parecería no encajar en ese trío? Si identificaste a Juan 20:29 como el “patito feo” estás en lo cierto ya que en una primera lectura parecería ser opuesto a las bienaventuranzas contenidas en el  1º y 2º versículos; sin embargo, aprendimos en la entrega anterior que “no todo lo que brilla es oro”; así que sigamos adelante con nuestra reflexión.

 Resulta paradójico que tanto las palabras anteriores de Mateo y Lucas como aquellas de Juan hayan salido de los labios de Nuestro Señor Jesús; por un lado, bendiciendo los ojos que ven y por otro, a los que no ven.

No obstante, en ambos casos se trata de una misma enseñanza: es necesaria la Visión Espiritual, a la cual el apóstol Pablo se refirió cuando decía a los Corintios en su Segunda Carta “por fe andamos, no por vista” (5:7); esto es, que para los cristianos lo importante no es lo que vemos materialmente sino espiritualmente (por la fe); es por eso que en el caso de Juan 20:29 la bendición viene por andar por fe y no por vista: no ver (aquí se refiere a visión física/material) sino creer (visión espiritual).

La fe es a la visión espiritual lo que el nervio óptico a la visión física, pues, éste se encarga de transmitir la información visual al cerebro. Esta visión espiritual es la que ha sostenido a los gigantes de la fe, a través de los siglos, tal como señala Hebreos 11; muy particularmente, el versículo 13 al referirse a Moisés quien se “sostuvo como viendo al Invisible”.  

Una lectura mas completa de los textos de Mateo 13 y Lucas 10 nos permitirán descubrir que cuando los ojos espirituales están ciegos, la consecuencia inmediata es que el “corazón no siente” como dice el refrán popular, pues, no tendrá capacidad de arrepentirse y convertirse.

Podemos pedirle a Dios esta visión espiritual como hizo Eliseo en 2 Reyes 6:17 cuando oró para que Dios abriera los ojos de su siervo; pero también el apóstol Pablo en Efesios 1:18 intercedía delante del Padre para que obrara “alumbrando los ojos de [vuestro] entendimiento…” y cuando se recibe esa visión espiritual, entonces nos llenamos de esperanza conociendo las abundantes riquezas en gloria que poseemos.

Otra manera en que la adquirimos es a través de la Cirugía de la Aflicción que abre nuestros ojos espirituales como ocurrió con Job “…mas ahora mis ojos te ven…” (Job 42:5).

Para reflexionar: Necesitamos una visita al Oculista Divino para que nos conceda Su Visión Espiritual?. Si nos hacen un chequeo rutinario de nuestra visión espiritual, cuales serian los resultados? 20/20? O, necesitamos del colirio que ese Divino Oculista recetó a Su paciente de la iglesia en Laodicea? (Apoc.3:18)

No todo lo que brilla…

“Bienaventurados los que…porque…” Mateo 5:3-11

Desde que empezó “esta aventura” esperaba el momento de escribir sobre las mas famosas de las bienaventuranzas; me parecía que se diferenciaban de las demás en que aquellas (i) provenían de Dios –Su Elección, entre otras- o (ii) de alguna conducta de la persona –como el caso del Salmo 1-; es decir, condiciones externas a la persona (algo que tienen o que hacen), mientras que estas se referían a una condición interna (o sea, quienes son) por la cual Dios los bendice.

Sin embargo, como dice el refrán “no todo lo que brilla es oro” y finalmente me percaté de que en realidad, tienen que ver con la obra de Dios en nuestros corazones pues, las virtudes que describen y, a consecuencia de las cuales Dios bendice a las personas que las exhiben, no provienen sino de Dios ya que “Él es quien produce en nosotros el querer como el hacer por Su Buena Voluntad” (Fil. 2:13); además, según la Biblia “no hay justo ni aún uno…no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Rom.3:11-12).

Por lo tanto, cada vez que nos creamos que somos una “monedita de oro” como las de la imagen, recordemos que debajo de esa “cobertura dorada” se encuentra algo tan oscuro como el chocolate (y es nuestro pecado) tal como dice la canción de Jesús Adrián Romero “si me vieran tal cual soy se enterarían que es Jesús, lo que habían visto reflejado en mi, tan solo fue Su Luz”.

Las “Mas famosas bienaventuranzas” nos permiten ver (i) la Obra de la Gracia de Dios en los corazones y cómo a la larga, (ii) El bendice a quienes Su Gracia Él les otorga; es decir, se trata de “gracia desde el principio y gracia hasta el final” como se tituló un sermón de un pastor invitado a nuestra congregación. A estas “famosas” se les ha llamado “Las Llaves del Reino” porque la primera y penúltima promesa de bendición es precisamente “El Reino de los Cielos”.

A continuación las evidencias de SU Gracia que nos dan el derecho de ser llamadas “bienaventuradas”:

1.       Pobreza espiritual: Es reconocer que sin El no tengo esperanza de salvación por mi pecaminosidad y bancarrota espiritual.

2.       Lagrimas: ocasionadas por la “tristeza que conduce al arrepentimiento”.

3.       Mansedumbre: Humillarse delante de Dios confesando nuestras faltas.

4.       Hambre y sed de justicia: Aceptar nuestra injusticia y necesidad de la Justicia que es por la fe.

5.       Misericordiosos: Ser un vaso de misericordia por donde fluye la misericordia que ha recibido de lo Alto

6.       Limpieza de corazón: Clamar como David en el Salmo 51 “¡Lávame más y más de mi maldad
y límpiame de mi pecado!... Purifícame con hisopo y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve”

7.       Procurar la paz: ser participes del ministerio de reconciliación con Dios

8.       Padecimientos de persecución por causa de la Justicia

9.       Recibir insultos por Su Nombre

Las promesas de bendición?  Son eternas!!  Es el Reino de los Cielos, ser hechas hijas de Dios,  heredar la tierra, ser consoladas por el Consolador, ser Justificadas, ver a Dios, alcanzar misericordia.  Y todas estas son las consecuencias de aquello que El hace en lo profundo de nuestros corazones; El nos quebranta para bendecirnos!!

Para reflexionar: Tenemos la certeza de que como decía el apóstol Pablo “yo sé que en mi, no mora el bien…sino el pecado que esta mi”? o nos creemos monedita de oro, ignorando que Su Benignidad nos guía al arrepentimiento?

Donde todo comenzó…

“Bienaventurado aquel cuyo Ayudador es el Dios de Jacob” Salmo 146:5

Para aquellas que somos dominicanas, el titulo de la reflexión de hoy, nos recuerda la promoción  turística de que nuestro país es donde “todo comenzó…” específicamente la ciudad de Santo Domingo, llamada la “Cuna de América” y “Ciudad Primada de América” por haber sido la primera ciudad que se convirtió en centro principal de los colonizadores españoles y donde se edificaron la Primera Catedral, la Primera Universidad, la Primera Corte de Justicia, el Primer Hospital, el primer monasterio en el denominado “Nuevo Mundo”.
Todas esas “primicias” conllevaron que la UNESCO declarara la zona colonial de nuestra capital, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Sin embargo, en el caso de nuestra reflexión, esta frase no esta relacionada con promoción turística alguna pero sí con historia (no de nuestra ciudad, claro está)…aquella del “Paseo de la Mujer Bienaventurada” que hemos compartido durante este 2012.
En una entrega anterior, relaté como inicio este hermoso paseo por el “jardín de la bienaventuranzas”; pueden encontrarlo en el siguiente link: 
 http://www.salmos375.blogspot.com/2012/05/como-inicia-el-paseo-de-la-mujer.html .

En esta ocasión nos referimos al versículo “cuna de la mujer bienaventurada” o “versículo primado de la mujer bienaventurada” y es el que encabeza esta reflexión, el Salmo 146:5.
En el mismo, el salmista proclama que es bienaventurada la persona que tiene al Dios de Jacob como su Ayudador; la raíz hebrea de esa palabra es “ezer”, la misma que se utiliza en aquella frase “eben-ezer” que significa “hasta aquí nos ha ayudado Dios”; y es la que describe el diseño de la mujer en Genesis __- cuando Dios dijo que le haría “ayuda idónea” a Adán.  Por lo tanto, en nuestro diseño como mujeres tenemos el privilegio de compartir uno de los calificativos de Dios mismo.

Si observamos el salmo encontraremos que el salmista primeramente proclama que no debemos poner nuestra confianza en las personas –aun aquellas a quienes consideramos “poderosas”- pues, en cualquier momento pueden perecer…y ni siquiera pueden ayudarse ellas mismas; en contraste con Dios Quien es Eterno y Todopoderoso.
Luego nos presenta las razones por las cuales somos bendecidas/dichosas al tener a Dios como Aquel que nos ayuda:

-     Dios es Todopoderoso: Hizo los cielos y la tierra: aquí casi podemos escuchar la pregunta “hay acaso algo imposible para Dios?”; pero también nos hace pensar que si El creoh TODO de la NADA; de nuestras “nadas” (carencias, imposibilidades) EL puede solucionarlo TODO.

-     Dios es confiable: pues, guarda Sus Promesas; mantiene la verdad para siempre; contrario a los seres humanos quienes, en la gran mayoría, somos de doble ánimo.  

-     Dios es Justo:  defiende a aquellos que son maltratados;

-     Dios es Proveedor: Da pan a los hambrientos; no solo el pan material sino también el espiritual;

-     Dios es Nuestro Libertador, Nuestra Luz, Nuestro Sanador, Nuestro Restaurador, es Amor,  Defensor de extranjeros, de viudas, de huérfanos.
La referencia al “Dios de Jacob” nos hace recordar los múltiples problemas en que dicho patriarca se vio involucrado y cómo Dios siempre vino en su ayuda. En medio de nuestras tribulaciones, desesperanzas, problemas y aflicciones clamemos como lo hizo David en el Salmo 30:10 "Oye, Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, ¡sé Tú mi Ayudador! "Para que entonces podamos contarnos entre las bienaventuradas a que alude nuestro versículo “primado”.

Habiendo reflexionado en las diferentes maneras como Dios nos ayuda, terminemos “donde todo comenzó” en este Salmo 146: ¡Alaba, alma mía, a Jehová!  Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva”.

Mi pais esta de luto...y por eso escribo con letras negras


“Bienaventurado el pueblo que tiene esto;
Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.”
Salmo 144:15-16
En las últimas semanas, en nuestro país se han realizado diferentes manifestaciones contra medidas del gobierno que pretenden cubrir un impactante déficit fiscal heredado de la anterior administración – del mismo partido que ganó las elecciones  el pasado mes de Mayo-.
Entre las imágenes que representan el slogan de la campaña “Mi país está de luto” tenemos la que acompaña esta reflexión, donde vemos una bandera dominicana en la cual se ha sustituido el Escudo Nacional por un lazo negro como símbolo del luto popular; el mismo se ha utilizado en múltiples ocasiones en diferentes países y por diferentes causas; entre las que encontramos, salud, tragedias por actos vandálicos, muerte de alguna figura pública, catástrofes de la naturaleza, entre otros.
Ante dicha sustitución, reflexioné sobre los distintivos de nuestra Bandera Nacional y su significado. Nuestra bandera se compone de los colores azul ultramar y rojo bermellón separados por una cruz blanca:
o   El color rojo representa la sangre derramada por los patriotas para conseguir la independencia.
o   El color azul representa el cielo que cubre la Patria, que Dios protege la nación dominicana y los ideales de progreso de los dominicanos.

o   La cruz central blanca representa la paz y unión entre todos los dominicanos. Según los historiadores, Juan Pablo Duarte –padre de la patria- en el signo de la redención el medio de resolver problema de distinguir nuestra bandera; para significar de este modo al mundo, que el pueblo dominicano, al ingresar en la vida de la libertad, proclamaba la unión de todas las razas por los vínculos de la civilización y del cristianismo.

o   En el centro se encuentra otro símbolo patrio: el Escudo Nacional.

A su vez, nuestro Escudo lleva en el centro, la Biblia abierta en el Evangelio de Juan, capítulo 8, versículo 32, y encima una cruz; está coronado por una cinta azul ultramar en la cual se lee el lema “Dios, Patria y Libertad”.

Fue precisamente este símbolo -que representa el cristianismo- el cual fue sustituido en ocasión de las protestas actuales, en señal del luto de nuestro país.

Aunque la intención de los organizadores de esta campaña es comunicar un mensaje de sentimiento nacional de hastío contra medidas gubernamentales; cuando observamos "a la Luz de Su Palabra" la realidad sobre la actitud de indiferencia, apatía y rechazo de este pueblo a los principios y verdades bíblicas, no podemos menos que pensar que ciertamente ese lazo negro advierte sobre la realidad espiritual de esta nación -nada pudo ser mas representativo-; mientras que los símbolos contenidos en el Escudo no reflejan el diario vivir de esta amada nación. Y es por eso, que en esta ocasión, lees en letra negra.

Cuando leemos el Salmo 144 –donde se encuentran los versículos objeto de esta reflexión- nos encontramos que su titulo es “Oración pidiendo socorro y prosperidad” y se inicia con una declaración de confianza, alabanza y adoración por parte del rey David a Jehová…su Roca…su Entrenador…su Misericordia…su Castillo…Su Fortaleza…Su Libertador…Su Escudo…Quien sujetaba al pueblo que el rey David gobernaba. Luego continúa con una serie de peticiones a Dios reconociendo que su victoria venia de El; pide por las futuras generaciones (hijos/hijas), por protección, por provisión y concluye con la declarando que el pueblo que tiene todo “esto” es bienaventurado porque tiene a Jehová como Dios.  

Si hoy no tenemos todo “esto” es debido a que justamente –como pueblo- no tenemos lo esencial: a Jehová como nuestro Dios.  No tenemos esperanza? Claro que SI!! “volvámonos a Dios como nos dice Jeremías 3:21-22

»Una voz se oye sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel,
porque han torcido su camino,
se han olvidado de Jehová, su Dios.  ¡Convertíos, hijos rebeldes,
y os sanaré de vuestras rebeliones! »

Y, mientras tanto, a aquellos que, por Su Gracia, ya nos hemos vuelto a El, la Palabra nos ordena en 1 Timoteo 2: 1-3:
»…Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias
por todos los hombres, por los reyes y por todos los que tienen autoridad,
para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
 Esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador…»
 

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