No todo lo que brilla…

“Bienaventurados los que…porque…” Mateo 5:3-11

Desde que empezó “esta aventura” esperaba el momento de escribir sobre las mas famosas de las bienaventuranzas; me parecía que se diferenciaban de las demás en que aquellas (i) provenían de Dios –Su Elección, entre otras- o (ii) de alguna conducta de la persona –como el caso del Salmo 1-; es decir, condiciones externas a la persona (algo que tienen o que hacen), mientras que estas se referían a una condición interna (o sea, quienes son) por la cual Dios los bendice.

Sin embargo, como dice el refrán “no todo lo que brilla es oro” y finalmente me percaté de que en realidad, tienen que ver con la obra de Dios en nuestros corazones pues, las virtudes que describen y, a consecuencia de las cuales Dios bendice a las personas que las exhiben, no provienen sino de Dios ya que “Él es quien produce en nosotros el querer como el hacer por Su Buena Voluntad” (Fil. 2:13); además, según la Biblia “no hay justo ni aún uno…no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Rom.3:11-12).

Por lo tanto, cada vez que nos creamos que somos una “monedita de oro” como las de la imagen, recordemos que debajo de esa “cobertura dorada” se encuentra algo tan oscuro como el chocolate (y es nuestro pecado) tal como dice la canción de Jesús Adrián Romero “si me vieran tal cual soy se enterarían que es Jesús, lo que habían visto reflejado en mi, tan solo fue Su Luz”.

Las “Mas famosas bienaventuranzas” nos permiten ver (i) la Obra de la Gracia de Dios en los corazones y cómo a la larga, (ii) El bendice a quienes Su Gracia Él les otorga; es decir, se trata de “gracia desde el principio y gracia hasta el final” como se tituló un sermón de un pastor invitado a nuestra congregación. A estas “famosas” se les ha llamado “Las Llaves del Reino” porque la primera y penúltima promesa de bendición es precisamente “El Reino de los Cielos”.

A continuación las evidencias de SU Gracia que nos dan el derecho de ser llamadas “bienaventuradas”:

1.       Pobreza espiritual: Es reconocer que sin El no tengo esperanza de salvación por mi pecaminosidad y bancarrota espiritual.

2.       Lagrimas: ocasionadas por la “tristeza que conduce al arrepentimiento”.

3.       Mansedumbre: Humillarse delante de Dios confesando nuestras faltas.

4.       Hambre y sed de justicia: Aceptar nuestra injusticia y necesidad de la Justicia que es por la fe.

5.       Misericordiosos: Ser un vaso de misericordia por donde fluye la misericordia que ha recibido de lo Alto

6.       Limpieza de corazón: Clamar como David en el Salmo 51 “¡Lávame más y más de mi maldad
y límpiame de mi pecado!... Purifícame con hisopo y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve”

7.       Procurar la paz: ser participes del ministerio de reconciliación con Dios

8.       Padecimientos de persecución por causa de la Justicia

9.       Recibir insultos por Su Nombre

Las promesas de bendición?  Son eternas!!  Es el Reino de los Cielos, ser hechas hijas de Dios,  heredar la tierra, ser consoladas por el Consolador, ser Justificadas, ver a Dios, alcanzar misericordia.  Y todas estas son las consecuencias de aquello que El hace en lo profundo de nuestros corazones; El nos quebranta para bendecirnos!!

Para reflexionar: Tenemos la certeza de que como decía el apóstol Pablo “yo sé que en mi, no mora el bien…sino el pecado que esta mi”? o nos creemos monedita de oro, ignorando que Su Benignidad nos guía al arrepentimiento?

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