Para aquellas que somos
dominicanas, el titulo de la reflexión de hoy, nos recuerda la promoción turística de que nuestro país es donde “todo comenzó…”
específicamente la ciudad de Santo Domingo, llamada la “Cuna de América” y “Ciudad
Primada de América” por haber sido la primera ciudad que se convirtió en centro
principal de los colonizadores españoles y donde se edificaron la Primera
Catedral, la Primera Universidad, la Primera Corte de Justicia, el Primer
Hospital, el primer monasterio en el denominado “Nuevo Mundo”.
Todas esas “primicias”
conllevaron que la UNESCO declarara la zona colonial de nuestra capital, como
Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Sin embargo, en el caso de
nuestra reflexión, esta frase no esta relacionada con promoción turística alguna
pero sí con historia (no de nuestra ciudad, claro está)…aquella del “Paseo de la
Mujer Bienaventurada” que hemos compartido durante este 2012.
En una entrega anterior, relaté
como inicio este hermoso paseo por el “jardín de la bienaventuranzas”; pueden
encontrarlo en el siguiente link: http://www.salmos375.blogspot.com/2012/05/como-inicia-el-paseo-de-la-mujer.html .
En esta ocasión nos referimos al versículo
“cuna de la mujer bienaventurada” o “versículo primado de la mujer
bienaventurada” y es el que encabeza esta reflexión, el Salmo 146:5.
En el mismo, el salmista proclama
que es bienaventurada la persona que tiene al Dios de Jacob como su Ayudador;
la raíz hebrea de esa palabra es “ezer”, la misma que se utiliza en aquella
frase “eben-ezer” que significa “hasta aquí nos ha ayudado Dios”; y es la que
describe el diseño de la mujer en Genesis __- cuando Dios dijo que le haría “ayuda
idónea” a Adán. Por lo tanto, en nuestro
diseño como mujeres tenemos el privilegio de compartir uno de los calificativos
de Dios mismo.
Si observamos el salmo
encontraremos que el salmista primeramente proclama que no debemos poner
nuestra confianza en las personas –aun aquellas a quienes consideramos “poderosas”-
pues, en cualquier momento pueden perecer…y ni siquiera pueden ayudarse ellas
mismas; en contraste con Dios Quien es Eterno y Todopoderoso.
Luego nos presenta las razones
por las cuales somos bendecidas/dichosas al tener a Dios como Aquel que nos
ayuda:
- Dios es Todopoderoso: Hizo los cielos y la
tierra: aquí casi podemos escuchar la pregunta “hay acaso algo imposible para
Dios?”; pero también nos hace pensar que si El creoh TODO de la NADA; de
nuestras “nadas” (carencias, imposibilidades) EL puede solucionarlo TODO.
- Dios es confiable: pues, guarda Sus Promesas;
mantiene la verdad para siempre; contrario a los seres humanos quienes, en la
gran mayoría, somos de doble ánimo.
- Dios es Justo: defiende a aquellos que son maltratados;
- Dios es Proveedor: Da pan a los hambrientos; no
solo el pan material sino también el espiritual;
- Dios es Nuestro Libertador, Nuestra Luz, Nuestro
Sanador, Nuestro Restaurador, es Amor,
Defensor de extranjeros, de viudas, de huérfanos.
La referencia al “Dios de Jacob”
nos hace recordar los múltiples problemas en que dicho patriarca se vio
involucrado y cómo Dios siempre vino en su ayuda. En medio de nuestras
tribulaciones, desesperanzas, problemas y aflicciones clamemos como lo hizo
David en el Salmo 30:10 "Oye, Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, ¡sé Tú mi Ayudador! "Para que entonces podamos contarnos entre las
bienaventuradas a que alude nuestro versículo “primado”.
Habiendo reflexionado
en las diferentes maneras como Dios nos ayuda, terminemos “donde todo comenzó” en
este Salmo 146: ¡Alaba, alma mía, a Jehová! Alabaré
a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva”.
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