Testimonio de Carolina Joa de Núñez
Con Emma aprendí de nuevo a ser mamá, a corregir los errores cometidos en el pasado y ella se ha beneficiado de tener una mama con una visión mas clara para ella.
Aprendí a amar, amar, amar, a pesar de las circunstancias. A ceder, a olvidarme de mi en cierto sentido, a verme confrontada con una persona tan pequeña, pero tan utilizada por Dios para sus planes y propósitos para con mi vida al verme en ella reflejada.
Mi relación con ella era exactamente mi relación con Dios: no escuchaba, hacia lo que quería, cuando quería y como quería, no esperaba, gritaba, manipulaba, controlaba y me revelaba. Me enseño a que hay una batalla que no se libra a la fuerza, sino con oración, ayuno y obediencia a Dios.
Mis hijos me han enseñado a que por el hecho de que yo sea la mama, no significa que tengo siempre la razón, a pedirles perdón y a reconocer que he fallado delante de ellos y que los he herido en un momento determinado.
Me han enseñando a que ellos se apasionan por aquellas cosas por las cuales nos apasionamos, por eso apasionarse con Dios es de vital importancia.
Aprendí a estudiar la Palabra de Dios para poder enseñarla, a ver las historias bíblicas no solo como lo que son sino que detrás de cada una de ellas hay principios aplicables a nuestras vidas, a la de ellos y a la mia también.
Aprendí que mi rol no es ser mama y papa: soy mama y es suficiente responsabilidad para quitarle el privilegio de ser papa a Luis, mi esposo y padre de mis dos instructores. Aprendí que Dios me dio dones de administradora de hogar , pero que su llamado era ser hacedora de un hogar y a encontrar el gozo y la fortaleza en Dios para hacerlo.
Aprendí que Dios es mi prioridad, mi fuerza, mi todo y que mis hijos son un regalo de El inmerecido.
Dios estoy tan agradecida por lo que has hecho hasta ahora, pero más agradecida por lo que te falta por hacer en mi vida. Gracias por utilizar a mis hijos como herramienta para santificarme. Te pido que el tiempo que me des de vida, me des la Gracia, el favor para hacer todo cuanto tu me has dado para hacer: hija tuya, ayuda idónea, madre y sierva….Todo lo puedo en Cristo que me fortalece...
Con Emma aprendí de nuevo a ser mamá, a corregir los errores cometidos en el pasado y ella se ha beneficiado de tener una mama con una visión mas clara para ella.
Aprendí a amar, amar, amar, a pesar de las circunstancias. A ceder, a olvidarme de mi en cierto sentido, a verme confrontada con una persona tan pequeña, pero tan utilizada por Dios para sus planes y propósitos para con mi vida al verme en ella reflejada.
Mi relación con ella era exactamente mi relación con Dios: no escuchaba, hacia lo que quería, cuando quería y como quería, no esperaba, gritaba, manipulaba, controlaba y me revelaba. Me enseño a que hay una batalla que no se libra a la fuerza, sino con oración, ayuno y obediencia a Dios.
Mis hijos me han enseñado a que por el hecho de que yo sea la mama, no significa que tengo siempre la razón, a pedirles perdón y a reconocer que he fallado delante de ellos y que los he herido en un momento determinado.
Me han enseñando a que ellos se apasionan por aquellas cosas por las cuales nos apasionamos, por eso apasionarse con Dios es de vital importancia.
Aprendí a estudiar la Palabra de Dios para poder enseñarla, a ver las historias bíblicas no solo como lo que son sino que detrás de cada una de ellas hay principios aplicables a nuestras vidas, a la de ellos y a la mia también.
Aprendí que mi rol no es ser mama y papa: soy mama y es suficiente responsabilidad para quitarle el privilegio de ser papa a Luis, mi esposo y padre de mis dos instructores. Aprendí que Dios me dio dones de administradora de hogar , pero que su llamado era ser hacedora de un hogar y a encontrar el gozo y la fortaleza en Dios para hacerlo.
Aprendí que Dios es mi prioridad, mi fuerza, mi todo y que mis hijos son un regalo de El inmerecido.
Dios estoy tan agradecida por lo que has hecho hasta ahora, pero más agradecida por lo que te falta por hacer en mi vida. Gracias por utilizar a mis hijos como herramienta para santificarme. Te pido que el tiempo que me des de vida, me des la Gracia, el favor para hacer todo cuanto tu me has dado para hacer: hija tuya, ayuda idónea, madre y sierva….Todo lo puedo en Cristo que me fortalece...
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