Este testimonio me ha hecho pensar en que tantas veces no apreciamos las bendiciones de Dios, al darlas por sentadas; mientras Le reclamamos a El por nimiedades sin sentido; mientras que otros “verdaderos héroes de la fe” viven agradecidos y reconociendo Su Amor, Su Gracia y Su Misericordia mientras atraviesan por “valles de sombra de muerte”.
Quiera Dios usar este testimonio para ministrar a nuestras vidas para que (i) vivamos con un mayor sentido de gratitud por los regalos con que nos bendice a diario; y (ii) mueva nuestros corazones a misericordia para que generosamente apoyemos a aquellos que están atravesando por situaciones, que sólo esa misma Gracia nos ha preservado de experimentar.
Ahora (y esto es algo que ellos no me pidieron hacer pero que considero es necesario) me permito exhortarles a que si conocen de algún programa de ayuda a pacientes de cáncer; o si sienten la necesidad de aligerar la carga de esta hermana y su familia de alguna manera que Dios traiga a tu mente, puedes enviarme un mensaje que te pondré en contacto con ellos.
“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra” 2 Corintios 9:10
Vamos a compartir el testimonio de la hermana Bertha de Domínguez (esposa del pastor Marthyn de la Iglesia Bautista de Invivienda):
Dios me ama y así me lo ha demostrado a través del cuidado especial que ha tenido con mi vida. El apóstol Juan se llama a sí mismo “el discípulo amado” y yo me siento “la sierva amada por Dios”; no lo merezco, no lo he ganado, es sólo por Su Gracia y Misericordia por medio de Jesucristo.
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