Revisando
las notas para seguir con el “alimento” recibido el resto del sábado, me he
encontrado que la mayoría de los talleres en que participé estaban mas
relacionados con lo que pudiéramos llamar “tecnicismos” –es decir, recomendaciones
a tener en cuenta según la naturaleza del mensaje a compartir y el medio a
través del cual se estaría compartiendo; tales como experiencias o estadisticas, etc.- y me preguntaba “qué puedo compartir
que resulte de edificación para las vidas que lean este mensaje y que
glorifique a Dios”?
Uno de los
atributos de Nuestro Eterno Dios es que Él es Omnipresente, por lo tanto, lo
podemos encontrar en todos los lugares aun en los “tecnicismos”; a continuación
les comparto algunas enseñanzas que recibimos en estos talleres:
1. Cuando no sepas cual es tu pasión para
determinar cual es tu llamado; búscalo a El profundamente y pregúntale (a
través de oración/meditación y estudio de la Palabra; ayuno); no vayas detrás de
tu pasión;
2. Cualquiera que sea nuestro llamado debemos
recordar que el uso de la Palabra –tanto en contenido como en aspectos
prácticos- hace la diferencia con el resto de lo que el mundo hace;
3. Nuestras almas son transformadas por la obra
del Espíritu Santo trayéndolas de las tinieblas a la Luz; es Su Palabra que es
viva y activa la que va iluminando áreas oscuras en nosotras; nos corresponde
responder a Dios con fe. Sin Su Palabra nunca nos pareceremos más a Cristo.
Debemos ponernos el espejo frente a nosotras primero. Por eso, nuestro mensaje
es LA PALABRA.
4. Oración, oración y mas oración…y después, mas
oración.
5. Cuando rechacen el mensaje que comunicamos no
debemos pensar que “no era una buena idea” o que “no era una idea de Dios”
El cierre de esa noche fue una bendición
especial del Señor para sus hijas, pues, nos trajo un mensaje de Gracia a
través de Liz Curtis Higgs –tengo que confesar para mi vergüenza que a pesar de
ella ser altamente reconocida como autora cristiana, no fue sino hasta ese día que supe de ella-; su mensaje? “Desde tu
corazón, habla de Su Palabra”; Dios la usó para hacernos reír, llorar,
reflexionar. No se avergüenza del
evangelio, pues, no esconde el testimonio de su vida sino que lo comparte para
la Gloria de Dios (brevemente: el Señor la rescató de las drogas, promiscuidad,
entre otros).
Una de sus reflexiones es que nuestro pasado
no impide que Dios nos llame, al contrario, nos llama precisamente por lo que
éramos y por lo que hacíamos. Por eso
cuando ministremos, enseñemos, escribamos debemos ser “quienes somos” de manera
genuina, sin dobleces ni antifaces; el público espera por una “persona real/con
luchas reales”.
El mayor regalo que podemos hacer a aquellas
personas a quienes servimos no es la información ni la inspiración sino
“nuestro amor a Dios” que nos llevará a no esconder nuestra realidad. Nunca
seremos justas delante de Dios para servirle, toda nuestra justicia proviene de
Jesucristo. Nos exhortó a que cuando hablemos o ministremos lo hagamos conforme
a las Palabras y el Poder de Dios como nos enseña 1 Pedro 4:11 porque así El
será glorificado; hablemos mas de lo que hicimos mal y no de lo que hicimos
bien; no nos presentemos como “una niña cristiana siempre correcta”.
Una de sus frases que nos impactó fue “a
veces tenemos que ir a la iglesia pero otras veces tenemos que SER la iglesia”
cuando Dios nos pone a “practicar” la parábola del buen samaritano en nuestro
“camino a la iglesia”.
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