Salmo
89:15
Regularmente acostumbramos a compartir nuestras experiencias con
los demás…sobre todo en esta época de
redes sociales en que podemos (i) "twittearlo”
y otros lo “retwittean” o citan nuestro “twitter”; o, (ii) “subimos” las fotos, o (iii) publicamos
en Facebook u otras redes…en fin, nada se queda sin comunicarlo.
Las mujeres tenemos
nuestra manera peculiar pues lo hacemos con “lujo de detalles” poniendo todo
nuestro corazón al mencionar los colores, sabores, olores, palabras, gestos…en
fin, no dejamos nada a la imaginación; especialmente si se trata de algo que
disfrutamos, nos gusta, nos da satisfacción o nos enorgullece; hablamos de ello
con naturalidad – espontáneamente-.
De esa manera se
va “regando la voz” y se produce lo que en mercadeo se llama el “boca-oreja” o “de boca en boca” que es una técnica de promoción
o “publicidad informal” mediante recomendaciones; cuando nos referimos a este
tipo de personas –que comunican sus experiencias con efusividad- decimos que “saben
vender”. Pensándolo bien, esa técnica debería rebautizarse como “twitter-facebook”
o viceversa; pues, ahora es el medio por donde corren mas rapido las noticias.
Notemos en el versículo
de hoy que el “pueblo bienaventurado” no es aquel que “alaba a Jehová”, sino el
pueblo que “sabe aclamarlo” (la palabra usada en inglés es “sonido gozoso”); es
decir, que lo hace con gozo, con júbilo; entre los sinónimos de la palabra “aclamar”
encontramos aplaudir, glorificar, engrandecer, exaltar y honrar. En hebreo
viene de la raíz “teruá” que significa aclamación de alegría; grito de batalla,
júbilo.
Solo el pueblo
que “sabe” alabarlo, será considerado como “dichoso” o “feliz” pues andará a la
Luz de Su Rostro. No olvidemos que para
llegar a “saber” algo, primero tenemos que aprenderlo, ir adquiriendo destrezas,
conociendo, capacitándose, desarrollando; en fin, cultivándolo.
Esta distinción entre
(i) simplemente “aclamar” y (ii) “saber”
hacerlo fue confirmada por Jesús cuando -citando al profeta Isaías en 29:13- confrontó
a los fariseos diciéndoles “Este pueblo de labios me honra pero su corazón esta
lejos de mi”; claramente vemos que su problema no era “ausencia de alabanza”
sino la forma cómo lo hacían –si sabían o no-. Jesús les reprochaba los “cumplidos” que no brotaban
de sus corazones; las palabras no eran una expresión de lo que había en su interior.
Una lectura
completa del Salmo 89 nos permite ver las dificultades que el pueblo atravesaba en ese momento;
sin embargo, ellas no les impedían recordar el pacto (Sus Promesas), el carácter de Dios (Su
bondad, Su Poder, Su Justicia, Su Misericordia), Sus Obras; lo que nos muestra que
su conocimiento de Dios –como reflejo de una relación en que rememoras conversaciones,
momentos compartidos- los capacitaba para “saber como alabarlo”.
1. En
una escala del 1 al 10, si Dios mide mi nivel de "bienaventuranza" partiendo de “cuanto
sé” alabarlo (según lo que hemos compartido hoy; cual seria el resultado?
2. Si
la Luz de Su Rostro (Su Favor, Su Cuidado, Su Presencia) sobre mi vida es más o
menos brillante según mi “saber alabarle”;
podría decirse que vivo en un “apagón permanente” o en la “ciudad Luz”?
3. Mis palabras y mis hechos revelan el deleite de mi corazón en El? Me gozo en "publicar" Sus Maravillas?
3. Mis palabras y mis hechos revelan el deleite de mi corazón en El? Me gozo en "publicar" Sus Maravillas?
Que el Señor nos
dé la Gracia de que ocurra en nuestras vidas lo que expresa John Piper “Tanto la búsqueda de Dios de ser glorificado
como la nuestra de satisfacción son alcanzadas en una sola experiencia: nuestro
deleite en Dios que fluye en alabanza a El”.
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