“¡Aleluya!
Cuán bienaventurado es
el hombre que teme al SEÑOR,
que mucho se deleita en Sus mandamientos.”
Salmo 112:1
2.
Estos no se consideran esclavos sino hijos, por eso no les
resulta gravoso o pesado deleitarse en Su Ley.
3.
El hombre
que teme a Dios es recto, sincero, compasivo y leal hacia EL.
4.
Hay una
dicha en poseer un carácter recto.
5.
El temor a Dios produce gozo en el corazón.
6.
Hay un deleite en el corazón que anda rectamente delante de EL.
El gozo del salmista me
impresiona cuando escribe sobre el verdadero deleite de andar rectamente
delante de la presencia de Dios. Vemos como todo en nuestras vidas va caminando
de la mano de Dios obrando correctamente, porque sabemos que así le honramos. Este
temor a Dios no significa que nos
atemorice estar en Su presencia; al contrario, saber quien Él es, nos hace
sentir profundo respeto y reverencia a Su Persona.
Empezando con el simple respeto que pueda existir entre iguales,
no se compara con el del Altísimo: “En un reino, un súbdito no respeta al rey
del mismo modo que respeta a sus compañeros. Incluso si tiene toda la confianza
ante el trono, como nosotros a través de la sangre de Cristo tenemos ante el
trono de Dios; incluso si es un hijo del Rey, como nosotros lo somos a través
de la fe, sigue siendo un súbdito ante el Rey. Y como a todo Rey se le debe
profundo respeto… cuánto más al Rey de Reyes,. En otras palabras, el hecho que
seamos hijos del Rey no anula el temor, ni el profundo respeto que se le debe
al Rey, al Altísimo; ni lo convierte en un simple respeto, como el respeto
entre iguales.
Por otro lado, el hijo de un rey de ninguna manera se acercaría
al rey como lo haría un extraño. Un hijo no se acercaría al rey con terror sino
con confianza, sabiendo que está hablando con su amoroso Padre. Al mismo tiempo
y como ya dijimos antes, el hijo también se acercaría con profundo respeto
reconociendo que no se está acercando a un colega sino a su Padre, quien a su
vez es el Altísimo, el Señor de Señores y Rey de Reyes. En otras palabras, el
hecho de que seamos hijos del Rey también significa que el temor del Señor no
se entienda como terror ni tener miedo
del Rey. Más bien, debe entenderse como el más alto y profundo respeto que deben los hijos al más amoroso
Padre, quien a su vez es el Creador de todo, el Altísimo.”
Un verdadero hijo respeta a su padre y en su corazón está el
deleite que produce honrarlo con su forma de actuar aun en las cosas ocultas
cuando nadie nos ve; así mismo sucede cuando nos referimos a nuestro Padre Dios.
El que tiene un carácter recto le teme a Dios completamente en todo lo que haga
en su vida y se deleita en ello y la Palabra de Dios nos dice que Él tiene un
trato especial con sus hijos al ver esta actitud en ellos. No sé a ti, estimada lectora pero esta porción de este bello
salmo me insta, inspira y motiva a tener un carácter recto; a deleitarme en Sus
mandamientos por que éstos no son gravosos para mí, sino lo mejor que me puede
pasar.
Bendiciones mil,
Katerine Fdez.
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