Escuchando el CD de “Navidad con Vástago” me percaté que
la canción “Nadie se lo imaginó” se refiere a la que fue nuestra más reciente
bienaventuranza, aquella que contiene la advertencia de no tropezar en Cristo y
pensé que esta podía considerarse como la “versión cristiana” de aquella canción
que mencionamos en la entrega anterior.
Disfruten las letras de esta canción:
NADIE SE LO IMAGINO
Nadie se lo imagino que el Rey del mundo, el Salvador,
en un establo de Belén, iba a nacer.
Todo fue tan diferente a como lo esperaban ver,
el Salvador en un pesebre en vez de fuerte débil fue.
Fue como raíz en tierra seca como ver
a un renuevo castigado por el sol.
Fue como una llama en la tormenta
en un establo de Belén, iba a nacer.
Todo fue tan diferente a como lo esperaban ver,
el Salvador en un pesebre en vez de fuerte débil fue.
Fue como raíz en tierra seca como ver
a un renuevo castigado por el sol.
Fue como una llama en la tormenta
como ver solo una gota en el desierto descender.
Bienaventurado aquel, que no halla en El, tropiezo
que puede en El creer, sin distracción.
Bienaventurado aquel, que puede recibirlo y dar al Rey,
Bienaventurado aquel, que no halla en El, tropiezo
que puede en El creer, sin distracción.
Bienaventurado aquel, que puede recibirlo y dar al Rey,
Morada en su interior y en su corazón darle habitación
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