Y aunque el norte se haga el sur…



Bienaventurado aquel siervo…aquellos siervos… cuando su señor venga, lo(s) halle velando…
Mateo 24:46; Lucas 12:37:38,43

 A mediados de los años ’90 el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona popularizó una polémica canción de protesta contra los cristianos donde decía que “Jesús es verbo no sustantivo” haciendo cierto tipo de burlas a prácticas y/o creencias de los cristianos como el aplaudir en el culto o la esperanza de que Jesús vuelve; una de las estrofas de esa canción hablada decía:
Jesús no bajes a la tierra quédate ahí arriba
Todos lo que han pensado como tu hoy están boca arriba
Olvidados en algún cementerio, de equipaje sus ideales
Murieron con la sonrisa en los labios
Porque fueron verbo y no sustantivo

En respuesta, un cantante cristiano –que para mi sorpresa es dominicano- le respondió con otra canción hablada que terminaba recordándole a Arjona -haciendo uso de un juego de palabras de otra canción suya-, lo siguiente: “Porque es tan firme mi jugada que Pablo apostó su cabeza y aunque el norte se haga el sur el Maestro regresa”.
Nuestros versículos de hoy nos recuerdan precisamente que nuestro Maestro y Señor regresará -El lo dijo y El lo cumplira- y dependiendo de nuestra fidelidad y perseverancia en  servirle -sin importar la oposición que ciertamente enfrentaremos-, seremos llamadas bienaventuradas o no; en estos versículos una y otra vez se repite la frase “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así” refiriéndose a que lo halle vigilante, en servicio. En Lucas 12:43 nos dice que ya sea que llegue a la tercera vigilia –es decir, que nos parezca que se ha retrasado- seremos declaradas dichosas, felices y bendecidas si permanecemos fieles como siervas Suyas que somos.

Otra característica de nuestra fidelidad en el servicio la encontramos en Lucas 14:14 cuando el Señor nos recuerda que debemos servir a aquellos que no pueden recompensarnos, pues, nuestra recompensa no viene de ellos como dice Colosenses 3:23-24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibireis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís". 
Por tanto, si la motivación de mi corazón es servir para que las personas me agradezcan y/o recompensen lo que he hecho por ellos, no seré considerada bienaventurada y no recibiré mi recompensa del Señor; es decir, habré “trabajado para estar cansada” porque la recompensa que me convierte en una mujer bienaventurada es la que el Señor me dará en la resurrección de los justos.

Oración: Señor perdona mi incredulidad cuando soy indiferente a Tu Promesa de que regresarás; dame la gracia de aguardar Tu Venida con gozo y expectativa sirviéndote a Ti; que me halles como sierva fiel y prudente. En Cristo Jesús te lo ruego. Amén.   

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