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La pela de Dios (parte 3)

Por: Bellisse Bernal

Hermana, en el Nombre del Señor, dispóngase a tomar consejo:
  •  Desde el principio, sépalo manita, “uté no es la protagonista”. Jesucristo lo es, y lo será una y otra vez. Usted es la que está agarrada del hermoso Actor Principal que la lidera en ese cuarto a hacer lo que Él designe. “Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él” (Salmo 37: 7aBRV60 ). Sucede que el Actor es el Productor, y a la vez el Director, además de que también es el Guionista; “…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…” (Hebreos 12:2a, BLA).
  • Mujer, tú eres una terrible actriz. Eres tan mala que no deberías estar en el reparto, pero por Gracia, ahora te encuentras en Su Obra. “Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.” (Ro 6:4, BLA). Y no se trata de ropa nueva manita… es corazón transformado por la constante purificación. A la luz de los sufrimientos en la crucifixión, deberíamos decirle a Dios “licúame, tírame, restriégame, abáteme, tó lo que Tú quieras Jefe, yo nada merezco.”
  • Haz caso omiso al público y a tu carne, y comprométete a ir al cajoncito temible y, delante del Señor, ver tu pecado tal cual es. No resistas la bondad de Dios cuando Él desee llamarte la atención hacia tu maldad… Déjate amar: “Hijo mío, no rechaces la disciplina del SEÑOR ni aborrezcas su reprensión, porque el SEÑOR a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita.” (Prov 3:11, BLA)
  • El castigo asegura que verdaderamente eres Su hija… “Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos” (Heb.12:8, BLA)
  • Hermana, Fil 4:4 "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!". Cuando pienses en este versículo, no te remontes a verte con una sonrisa en el rostro de continuo, y los pajaritos posándose en tu ventana, y que cuando limpias la casa van a entrar los venados y  las ardillas a ayudarte, como en Blancanieves. O, no. Lo hermoso sería ver un corazón castigado por el Señor y que confíe en que Su Voluntad es buena, agradable y perfecta; y que consecuentemente aquello produzca alabanza. Manita, si Dios te pide que te regocijes, Él no va a ser tan malo como para negártelo. Si hay algo en Su Voluntad que le pides, Él no te la negará. Así que no tienes excusa para no gozarte en Él.
  • Mana, rindámonos a lo que Él desee hacer, y que nos devele los ídolos en el cajón, y que los quite… Como cuando descubriste que si dejabas de correr cuando venían con la chancleta, te ponías mansa y reconocías tu error, el dolor sería menor; porque de alguna forma mamá se daba cuenta de que ya de por sí te dolía tu fechoría. Abandona la fuerza interior que te impulsa a irte huyendo y aguanta, que el Padre Santo, Santo, Santo quiere purificarte (1 Pedro 1:15-16, BLA).
Dios te permita ver estas cosas Beli. Calla tus emociones, ellas te entorpecen mana… comienza a hablarte Verdad, que sólo eso ha de liberarte. Luego, créetela.

“…Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia.” Jeremías 11:3b

De tu querida amiga Belisse.”   

La dulce pela de Dios (Parte 2)

Por: Bellisse Bernal

Seguimos viviendo en un cuerpo pecaminoso; por eso, “Mija”, bájese del “cojollito” del pino cuando vea que una etapa de disciplina ha comenzado, y que la ha asaltado con manos arriba porque usted es fiel al Señor, haciendo Su obra, confiando en Su Gracia.
"Destrépese” del obelisco del Malecón cuando usted piense que es “una sielva que tá ofreciéndose en el miniterio",  y súmele a eso la búsqueda por el Rostro de Dios en lo diario”. Déjese  de orgullosa y recuerde que Dios no murió por justos, sino por gente como usted. Hace la Cruz vana si piensa que por sus obras le pasará por arriba la varita. El “tíquiti-tíquiti” va porque va.
Transliterándolo, el versículo base diría: “Bendito el hombre quien Dios azota para enseñarle Sus Mandamientos”. Como el salmista, debemos  centrar nuestra mirada no en los instrumentos que afligen, sino en las Manos de Dios y Su gran corazón. Esto no fue un antojo del salmista, sino  una promesa de Dios… Bendita promesa. No regatees la disciplina de Dios. El Señor tu Dios quiere hacerte ver Su Bondad y tu maldad.
Recuerdas a Isaías, cuando tuvo la visión de Dios, que dijo “Ay de mí !!!” (Is. 6:5, BRV), cuando vio Su Majestad y quería que lo tragaran las faldas del Altísimo… Y de Jacob, que tuvo aquel sueño con Dios, en donde se le da la dulcísima promesa de heredad; más cuando se levantó no dijo “Qué sueño ni má chévere” sino que dijo “Cuán terrible es este lugar, porque es casa de Dios…”?  Así será para nosotras…
Grafícate como una muchachita que se queda parada, inmutada, absorta, mirando al suelo cuando sabe que el padre viene con el instrumento aquel. Si así lo sientes,  llora… y  llora con  gusto pero “pica” los ojos para que las lágrimas no te cieguen de ver lo que realmente amas y en lo que realmente confía tu corazón cuando el castigo se torna severo. Entrarás al cuarto del reguero donde nadie quiere entrar, para encontrar que todo empolvado, allá en la esquinita, está el cofre de tu tesoro. Abrirlo durante el castigo no será bonito. No será abrirlo en medio de la isla de “lo muñequito” de Discovery Kids con la archi-batallada llave, y gozosa, descubrir que en el exótico cajón hay monedas de oro… y tirarlo “pa’rriba”, y que  aparezca en una esquinita en letra cursiva “The End”… y se va desvaneciendo la imagen con un zoom out de la isla y los protagonistas brincando de felicidad.
“Ai” no manita. Se puede parecer más a un cuarto oscuro en el que trancaron a la protagonista y luego ella fija los ojos en una esquina con un cajón que contiene un objeto que brilla, y ella se dirige temerosamente para allá. Y por más que la sala de cine enterita le grite “No vayaaaa”, “muchacha, juuuye!”, oooye, pero qué “mujel má brutaaaaa”; que no “coja pallá!”. Al final, ella va.

La dulce pela de Dios (Parte 1)

Por: Bellisse Bernal

"Querida compañera:
Te escribo esta carta porque lo que te pasa es importante para mí. Aunque las cartas no se titulan, he decidido hacerlo con esta, y la he llamado: La Dulce Pela de Dios.
Sí hermana, ya sé…
Este título tiene palabras contraproducentes; y ése efecto se intensifica si recuerdas tus años infantiles;  puede parecer absurdo cuando en aquellos años lograste conocer la anatomía de una correa y sus diversos usos, además del Principio de “La Acción y el Efecto”, en donde el impacto del instrumento que choca contra la materia es directamente proporcional al grado de enojo causado al usuario del aparato. Eres toda una científica-física, dale gracias a tu madre.
Acompáñame a profundizar en el versículo 12 del Salmo 94: “Bienaventurado el hombre a quien corriges, SEÑOR, y lo instruyes en tu ley” (BLA), de inicio, una puede pensar que se trata de un salmo tipo 119, donde todo gira alrededor de la Ley de Jehová y el deleite, gozo, limpieza o cura de guardarla.
Pues no “mai frend”. Ooooh no. En esta obra, el salmista se refiere a Jehová como “Dios de las Venganzas” y clama para que se haga justicia contra quienes oprimían al pueblo.  Le pide al Juez de la tierra que se engrandezca dándole al soberbio lo que se merece. Finalmente, el salmista espera en que “la Roca de su confianza” ha de volver sobre los malhechores su iniquidad y los destruirá.
Pero lo chévere del caso es ver cómo en el “medio tiempo” el salmista saca su propia “tajá del bizcochito”. Y es que el acercarse a Dios en términos de Su Justicia es saber que todo el mundo se va a quedá  dao”: el impío para recibir la paga de su malicia, y el hijo de Dios para saberse inútil si no pone sus ojos en Él de forma continua. Y es que el salmo sigue: “Si digo: Mi pie ha resbalado, Tu misericordia, oh SEÑOR, me sostendrá. Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, Tus consuelos deleitan mi alma.”
El salmo  está  interesantico sí... Más ”alantico”  expresa: “Porque el SEÑOR no abandonará a Su pueblo, ni desamparará a Su heredad. Porque el juicio volverá a ser justo, y todos los rectos de corazón lo seguirán.” No se trata de mi justicia, sino de Su posesión. No se trata de lo que yo aporto, sino de lo que Él ha tomado para Sí por Su Beneplácito y para Su Gloria.  Y es que todo, absolutamente todo, se trata de lo que Él es, no de lo que somos. Se trata de que Él es Justo, y por lo tanto no hay nada más razonable que en honor a lo que Él es, amar y colocar Su Nombre por encima de todo.  “El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de Su Nombre.” (Salmo 23: 3, BLA)
 

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