“El carácter de la persona recta”

“¡Aleluya!
Cuán bienaventurado es el hombre que teme al SEÑOR, 
que mucho se deleita en Sus mandamientos.”
Salmo 112:1 

 Este salmo fue escrito por un levita (un adorador al Señor) encargado de comenzar el servicio para alabar a Dios. El empieza adorando a Dios y se goza en ser tan bienaventurado de estar de pie ante Su Inmensa Presencia. Algunos puntos que podemos destacar  de este texto:

 1.         Habla del carácter de quienes se deleitan en gran manera en Sus mandamientos.

2.        Estos no se consideran esclavos sino hijos, por eso no les resulta gravoso o pesado deleitarse en Su Ley.

3.        El hombre que teme a Dios es recto, sincero, compasivo y leal hacia EL.

4.        Hay una dicha en poseer un carácter recto.

5.        El temor a Dios produce gozo en el corazón.

6.        Hay un deleite en el corazón que anda rectamente delante de EL.

El gozo del salmista  me impresiona cuando escribe sobre el verdadero deleite de andar rectamente delante de la presencia de Dios. Vemos como todo en nuestras vidas va caminando de la mano de Dios obrando correctamente, porque sabemos que así le honramos. Este temor a Dios no  significa que nos atemorice estar en Su presencia; al contrario, saber quien Él es, nos hace sentir profundo respeto y reverencia a Su Persona.

Empezando con el simple respeto que pueda existir entre iguales, no se compara con el del Altísimo: “En un reino, un súbdito no respeta al rey del mismo modo que respeta a sus compañeros. Incluso si tiene toda la confianza ante el trono, como nosotros a través de la sangre de Cristo tenemos ante el trono de Dios; incluso si es un hijo del Rey, como nosotros lo somos a través de la fe, sigue siendo un súbdito ante el Rey. Y como a todo Rey se le debe profundo respeto… cuánto más al Rey de Reyes,. En otras palabras, el hecho que seamos hijos del Rey no anula el temor, ni el profundo respeto que se le debe al Rey, al Altísimo; ni lo convierte en un simple respeto, como el respeto entre iguales.

Por otro lado, el hijo de un rey de ninguna manera se acercaría al rey como lo haría un extraño. Un hijo no se acercaría al rey con terror sino con confianza, sabiendo que está hablando con su amoroso Padre. Al mismo tiempo y como ya dijimos antes, el hijo también se acercaría con profundo respeto reconociendo que no se está acercando a un colega sino a su Padre, quien a su vez es el Altísimo, el Señor de Señores y Rey de Reyes. En otras palabras, el hecho de que seamos hijos del Rey también significa que el temor del Señor no se entienda como  terror ni tener miedo del Rey. Más bien, debe entenderse como el más alto y profundo  respeto que deben los hijos al más amoroso Padre, quien a su vez es el Creador de todo, el Altísimo.”

Un verdadero hijo respeta a su padre y en su corazón está el deleite que produce honrarlo con su forma de actuar aun en las cosas ocultas cuando nadie nos ve; así mismo sucede cuando nos referimos a nuestro Padre Dios. El que tiene un carácter recto le teme a Dios completamente en todo lo que haga en su vida y se deleita en ello y la Palabra de Dios nos dice que Él tiene un trato especial con sus hijos al ver esta actitud en ellos. No sé a ti, estimada lectora pero esta porción de este bello salmo me insta, inspira y motiva a tener un carácter recto; a deleitarme en Sus mandamientos por que éstos no son gravosos para mí, sino lo mejor que me puede pasar.

Bendiciones mil,

Katerine Fdez.

La pela de Dios (parte 3)

Por: Bellisse Bernal

Hermana, en el Nombre del Señor, dispóngase a tomar consejo:
  •  Desde el principio, sépalo manita, “uté no es la protagonista”. Jesucristo lo es, y lo será una y otra vez. Usted es la que está agarrada del hermoso Actor Principal que la lidera en ese cuarto a hacer lo que Él designe. “Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él” (Salmo 37: 7aBRV60 ). Sucede que el Actor es el Productor, y a la vez el Director, además de que también es el Guionista; “…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…” (Hebreos 12:2a, BLA).
  • Mujer, tú eres una terrible actriz. Eres tan mala que no deberías estar en el reparto, pero por Gracia, ahora te encuentras en Su Obra. “Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.” (Ro 6:4, BLA). Y no se trata de ropa nueva manita… es corazón transformado por la constante purificación. A la luz de los sufrimientos en la crucifixión, deberíamos decirle a Dios “licúame, tírame, restriégame, abáteme, tó lo que Tú quieras Jefe, yo nada merezco.”
  • Haz caso omiso al público y a tu carne, y comprométete a ir al cajoncito temible y, delante del Señor, ver tu pecado tal cual es. No resistas la bondad de Dios cuando Él desee llamarte la atención hacia tu maldad… Déjate amar: “Hijo mío, no rechaces la disciplina del SEÑOR ni aborrezcas su reprensión, porque el SEÑOR a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita.” (Prov 3:11, BLA)
  • El castigo asegura que verdaderamente eres Su hija… “Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos” (Heb.12:8, BLA)
  • Hermana, Fil 4:4 "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!". Cuando pienses en este versículo, no te remontes a verte con una sonrisa en el rostro de continuo, y los pajaritos posándose en tu ventana, y que cuando limpias la casa van a entrar los venados y  las ardillas a ayudarte, como en Blancanieves. O, no. Lo hermoso sería ver un corazón castigado por el Señor y que confíe en que Su Voluntad es buena, agradable y perfecta; y que consecuentemente aquello produzca alabanza. Manita, si Dios te pide que te regocijes, Él no va a ser tan malo como para negártelo. Si hay algo en Su Voluntad que le pides, Él no te la negará. Así que no tienes excusa para no gozarte en Él.
  • Mana, rindámonos a lo que Él desee hacer, y que nos devele los ídolos en el cajón, y que los quite… Como cuando descubriste que si dejabas de correr cuando venían con la chancleta, te ponías mansa y reconocías tu error, el dolor sería menor; porque de alguna forma mamá se daba cuenta de que ya de por sí te dolía tu fechoría. Abandona la fuerza interior que te impulsa a irte huyendo y aguanta, que el Padre Santo, Santo, Santo quiere purificarte (1 Pedro 1:15-16, BLA).
Dios te permita ver estas cosas Beli. Calla tus emociones, ellas te entorpecen mana… comienza a hablarte Verdad, que sólo eso ha de liberarte. Luego, créetela.

“…Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia.” Jeremías 11:3b

De tu querida amiga Belisse.”   

La dulce pela de Dios (Parte 2)

Por: Bellisse Bernal

Seguimos viviendo en un cuerpo pecaminoso; por eso, “Mija”, bájese del “cojollito” del pino cuando vea que una etapa de disciplina ha comenzado, y que la ha asaltado con manos arriba porque usted es fiel al Señor, haciendo Su obra, confiando en Su Gracia.
"Destrépese” del obelisco del Malecón cuando usted piense que es “una sielva que tá ofreciéndose en el miniterio",  y súmele a eso la búsqueda por el Rostro de Dios en lo diario”. Déjese  de orgullosa y recuerde que Dios no murió por justos, sino por gente como usted. Hace la Cruz vana si piensa que por sus obras le pasará por arriba la varita. El “tíquiti-tíquiti” va porque va.
Transliterándolo, el versículo base diría: “Bendito el hombre quien Dios azota para enseñarle Sus Mandamientos”. Como el salmista, debemos  centrar nuestra mirada no en los instrumentos que afligen, sino en las Manos de Dios y Su gran corazón. Esto no fue un antojo del salmista, sino  una promesa de Dios… Bendita promesa. No regatees la disciplina de Dios. El Señor tu Dios quiere hacerte ver Su Bondad y tu maldad.
Recuerdas a Isaías, cuando tuvo la visión de Dios, que dijo “Ay de mí !!!” (Is. 6:5, BRV), cuando vio Su Majestad y quería que lo tragaran las faldas del Altísimo… Y de Jacob, que tuvo aquel sueño con Dios, en donde se le da la dulcísima promesa de heredad; más cuando se levantó no dijo “Qué sueño ni má chévere” sino que dijo “Cuán terrible es este lugar, porque es casa de Dios…”?  Así será para nosotras…
Grafícate como una muchachita que se queda parada, inmutada, absorta, mirando al suelo cuando sabe que el padre viene con el instrumento aquel. Si así lo sientes,  llora… y  llora con  gusto pero “pica” los ojos para que las lágrimas no te cieguen de ver lo que realmente amas y en lo que realmente confía tu corazón cuando el castigo se torna severo. Entrarás al cuarto del reguero donde nadie quiere entrar, para encontrar que todo empolvado, allá en la esquinita, está el cofre de tu tesoro. Abrirlo durante el castigo no será bonito. No será abrirlo en medio de la isla de “lo muñequito” de Discovery Kids con la archi-batallada llave, y gozosa, descubrir que en el exótico cajón hay monedas de oro… y tirarlo “pa’rriba”, y que  aparezca en una esquinita en letra cursiva “The End”… y se va desvaneciendo la imagen con un zoom out de la isla y los protagonistas brincando de felicidad.
“Ai” no manita. Se puede parecer más a un cuarto oscuro en el que trancaron a la protagonista y luego ella fija los ojos en una esquina con un cajón que contiene un objeto que brilla, y ella se dirige temerosamente para allá. Y por más que la sala de cine enterita le grite “No vayaaaa”, “muchacha, juuuye!”, oooye, pero qué “mujel má brutaaaaa”; que no “coja pallá!”. Al final, ella va.

La dulce pela de Dios (Parte 1)

Por: Bellisse Bernal

"Querida compañera:
Te escribo esta carta porque lo que te pasa es importante para mí. Aunque las cartas no se titulan, he decidido hacerlo con esta, y la he llamado: La Dulce Pela de Dios.
Sí hermana, ya sé…
Este título tiene palabras contraproducentes; y ése efecto se intensifica si recuerdas tus años infantiles;  puede parecer absurdo cuando en aquellos años lograste conocer la anatomía de una correa y sus diversos usos, además del Principio de “La Acción y el Efecto”, en donde el impacto del instrumento que choca contra la materia es directamente proporcional al grado de enojo causado al usuario del aparato. Eres toda una científica-física, dale gracias a tu madre.
Acompáñame a profundizar en el versículo 12 del Salmo 94: “Bienaventurado el hombre a quien corriges, SEÑOR, y lo instruyes en tu ley” (BLA), de inicio, una puede pensar que se trata de un salmo tipo 119, donde todo gira alrededor de la Ley de Jehová y el deleite, gozo, limpieza o cura de guardarla.
Pues no “mai frend”. Ooooh no. En esta obra, el salmista se refiere a Jehová como “Dios de las Venganzas” y clama para que se haga justicia contra quienes oprimían al pueblo.  Le pide al Juez de la tierra que se engrandezca dándole al soberbio lo que se merece. Finalmente, el salmista espera en que “la Roca de su confianza” ha de volver sobre los malhechores su iniquidad y los destruirá.
Pero lo chévere del caso es ver cómo en el “medio tiempo” el salmista saca su propia “tajá del bizcochito”. Y es que el acercarse a Dios en términos de Su Justicia es saber que todo el mundo se va a quedá  dao”: el impío para recibir la paga de su malicia, y el hijo de Dios para saberse inútil si no pone sus ojos en Él de forma continua. Y es que el salmo sigue: “Si digo: Mi pie ha resbalado, Tu misericordia, oh SEÑOR, me sostendrá. Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, Tus consuelos deleitan mi alma.”
El salmo  está  interesantico sí... Más ”alantico”  expresa: “Porque el SEÑOR no abandonará a Su pueblo, ni desamparará a Su heredad. Porque el juicio volverá a ser justo, y todos los rectos de corazón lo seguirán.” No se trata de mi justicia, sino de Su posesión. No se trata de lo que yo aporto, sino de lo que Él ha tomado para Sí por Su Beneplácito y para Su Gloria.  Y es que todo, absolutamente todo, se trata de lo que Él es, no de lo que somos. Se trata de que Él es Justo, y por lo tanto no hay nada más razonable que en honor a lo que Él es, amar y colocar Su Nombre por encima de todo.  “El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de Su Nombre.” (Salmo 23: 3, BLA)

El Secreto del pruebin!!

Hay un delicioso plato bien criollo cocinandose para esta semana; mientras tanto, comparto un “secreto” que he compartido pocas veces; no se trata de “otro sueño”  de niña  sino algo que sucedió hace aproximadamente 16 años.  El secreto? Fui profesora en la Escuela de Derecho de una universidad en la época en que “La Thatcher” (mi carácter inflexible) desplegaba todo su esplendor.

Imaginemos a la “Dama de Hierro” en un aula llena con unos 50 estudiantes que tenían poco o ningún interés en la materia (la que bautizaron con el nombre de la película “La Historia sin fin”); no se podía esperar menos que escuchar algunos “consejos” los cuales, a la Luz de Su Palabra son bastante feministas; un ejemplo, a las jóvenes cuando se quejaban que era “mucho material” les respondía “si están interesadas en quedarse en sus casas en rolos y chancletas viendo novelas, hablen con sus padres y no los pongan de relajo pagándoles esta universidad”...no creo que la hubieras querido de profesora; verdad?
A que viene toda esta introducción? Pues que cada semana daba un “pruebin” (examen corto) sobre las clases de la semana anterior;  y esas experiencias vinieron a mi mente cuando  pensaba que el mensaje anterior requería mayor reflexión …y así me fueron surgiendo varias preguntas que quiero compartirles; tengo que confesarles que la motivación de este “pruebin” es muy diferente a los de “La thatcher”.

Además, les testifico que Dios cumplió Su Promesa de Romanos 8:28 cuando usó las actitudes y resultados de los estudiantes para hacerme pensar: “mejor dedico este tiempo a mi hijo, pues estas gentes no están interesadas en aprender”.  Ese semestre fue mi “debut y despedida” gracias a Dios, pues, ciertamente mi hijo estaba muy pequeño y ya era suficiente con mi jornada laboral para añadirle las noches impartiendo clases en la universidad.
EL PRUEBIN

“Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, Jehová, a la luz de Tu Rostro”
Salmo 89:15

1. Jesús dijo que “de la abundancia del corazón habla la boca”; haciendo un inventario a nuestras palabras descubriremos lo que abunda en nuestro corazón.  Y de ahí, si soy o no “bienaventurada”.

2.       Este versículo se refiere a: “el pueblo que…” es decir, que se trataba de una alabanza/aplauso/honra colectiva; el júbilo se contagiaba de uno a otro. Leyendo Hebreos 12:15 encontramos que también puede ocurrir otra especie de contagio en el pueblo de Dios; de cuál he servido más como fuente de contagio?

3.       Una de las formas en que demostramos que sabemos “aclamarlo/honrarlo/alabarlo” es a través de “salmos/canticos/himnos espirituales”; al hacerlo “acerco mi corazón a El” o “mis labios” están solamente repitiendo frases desconectadas de mi corazón? Me he descubierto a mí misma pensando en “todo” menos en el significado de la canción?

4.       Prefiero letras en las canciones que se enfoquen en “mí” o, en su lugar, disfruto mas aquellas que al igual que el Salmo 89 se enfocan en Su Carácter, Sus Obras y Sus Promesas?

5.       Otra “forma” en que demuestro cuanto sé “aclamarlo/honrarlo/aplaudirlo” es con mi obediencia a Sus Mandamientos (como dice la canción “mi obediencia es mi mejor adoración”) la cual es producto de mi amor por El (Juan 14:21) es decir, una muestra de que mi corazón “está cercano a El”.

a.       Qué relación encontramos entre la segunda parte del versículo objeto de este examen (Salmo 89:15 “andará… a la Luz de Tu Rostro”)  y la segunda parte de Juan 14:21 “…será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.”
Demos gracias a Dios por Aquel que fue “tentado en todo pero sin pecado” (Jesús) por Quien todas mis notas de “reprobación” son borradas y sustituidas por Sus Notas Perfectas de aprobación.

Si te preguntas: cuál es el propósito del examen si ya Él lo pasó por mí? Respuesta: Identificar y corregir cuando nuestras pisadas no “están siguiendo el ejemplo que nos dejó”

Dime qué twitteas y te diré lo que te apasiona

“Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, Jehová, a la luz de tu rostro”
Salmo 89:15
Regularmente acostumbramos a compartir nuestras experiencias con los demás…sobre todo en esta  época de redes sociales en que podemos  (i) "twittearlo” y otros lo “retwittean” o citan nuestro “twitter”; o, (ii) “subimos” las fotos, o (iii) publicamos en Facebook u otras redes…en fin, nada se queda sin comunicarlo.
Las mujeres tenemos nuestra manera peculiar pues lo hacemos con “lujo de detalles” poniendo todo nuestro corazón al mencionar los colores, sabores, olores, palabras, gestos…en fin, no dejamos nada a la imaginación; especialmente si se trata de algo que disfrutamos, nos gusta, nos da satisfacción o nos enorgullece; hablamos de ello con naturalidad –  espontáneamente-.
De esa manera se va “regando la voz” y se produce lo que en mercadeo se llama el “boca-oreja”  o “de boca en boca” que es una técnica de promoción o “publicidad informal” mediante recomendaciones; cuando nos referimos a este tipo de personas –que comunican sus experiencias con efusividad- decimos que “saben vender”. Pensándolo bien, esa técnica debería rebautizarse como “twitter-facebook” o viceversa; pues, ahora es el medio por donde corren mas rapido las noticias.
Notemos en el versículo de hoy que el “pueblo bienaventurado” no es aquel que “alaba a Jehová”, sino el pueblo que “sabe aclamarlo” (la palabra usada en inglés es “sonido gozoso”); es decir, que lo hace con gozo, con júbilo; entre los sinónimos de la palabra “aclamar” encontramos aplaudir, glorificar, engrandecer, exaltar y honrar. En hebreo viene de la raíz “teruá” que significa aclamación de alegría; grito de batalla, júbilo.
Solo el pueblo que “sabe” alabarlo, será considerado como “dichoso” o “feliz” pues andará a la Luz de Su Rostro.  No olvidemos que para llegar a “saber” algo, primero tenemos que aprenderlo, ir adquiriendo destrezas, conociendo, capacitándose, desarrollando; en fin, cultivándolo.
Esta distinción entre (i) simplemente “aclamar”  y (ii) “saber” hacerlo fue confirmada por  Jesús cuando  -citando al profeta Isaías en 29:13- confrontó a los fariseos diciéndoles “Este pueblo de labios me honra pero su corazón esta lejos de mi”; claramente vemos que su problema no era “ausencia de alabanza” sino la forma cómo lo hacían –si sabían o no-.  Jesús les reprochaba los “cumplidos” que no brotaban de sus corazones; las palabras no eran una expresión de lo que había en su interior.
Una lectura completa del Salmo 89 nos permite ver las dificultades que el pueblo atravesaba en ese momento; sin embargo, ellas no les impedían recordar el pacto (Sus Promesas), el carácter de Dios (Su bondad, Su Poder, Su Justicia, Su Misericordia), Sus Obras; lo que nos muestra que su conocimiento de Dios –como reflejo de una relación en que rememoras conversaciones, momentos compartidos- los capacitaba para “saber como alabarlo”.
1.       En una escala del 1 al 10, si Dios mide mi nivel de "bienaventuranza" partiendo de “cuanto sé” alabarlo (según lo que hemos compartido hoy; cual seria el resultado?
2.       Si la Luz de Su Rostro (Su Favor, Su Cuidado, Su Presencia) sobre mi vida es más o menos brillante según  mi “saber alabarle”; podría decirse que vivo en un “apagón permanente”  o en la “ciudad Luz”?

3. Mis palabras y mis hechos revelan  el deleite de mi corazón en El?  Me gozo en "publicar" Sus Maravillas? 
Que el Señor nos dé la Gracia de que ocurra en nuestras vidas lo que expresa John Piper “Tanto la búsqueda de Dios de ser glorificado como la nuestra de satisfacción son alcanzadas en una sola experiencia: nuestro deleite en Dios que fluye en alabanza a El”.

Devocional para mujeres "Maestras del Bien"

Cuando preparaba el material que sometería en la conferencia She Speaks en Carolina del Norte, mi Padre me sorprendió con un mensaje que recibí en facebook  invitándome a colaborar junto con otras hermanas en un proyecto de un devocional para mujeres titulado “Maestras del Bien” basado en Tito 2:3: "sino maestras del bien."
 
Unos días mas tarde me encontraba reunida con estas hermanas conversando sobre sus planes; una muy grata sorpresa fue descubrir que la hermana que dirige el proyecto había sido grandemente impactada nada más y nada menos que por “mi prima” Nancy; y su mensaje la había motivado a “rescatar los valores bíblicos de la mujer” que actualmente están olvidados en el llamado pueblo de Dios.

Para la gloria de Dios y por Su Gracia, El me dio el privilegio de unirme a este grupo de 15 hermanas (14 dominicanas –incluyéndome-).
Con Su Gracia el devocional sale el 23 de noviembre próximo en las librerías cristianas.  Hasta donde nosotras conocemos es el primer devocional para mujeres latinas escrito en su totalidad por mujeres latinas; y que privilegio tan grande que practicamente la totalidad de las mismas, seamos de esta media isla tan amada por Nuestro Padre Celestial!!.
Oremos que este sea el primero de muchos otros materiales que salgan de Latinoamérica para bendecir el mundo; durante años el Señor nos ha bendecido con material cristiano traducido –con el cual queremos seguir contando por mucho tiempo- pero también es hora de que practiquemos la bienaventuranza de dar, pues hemos recibido abundantemente.
 
Esta orquestación divina me hizo pensar que mientras yo me preparaba para She Speaks en búsqueda de “algo”, El trajo ese “algo” a la puerta de mi casa.  Sé que muchas tenemos múltiples testimonios como ese: EL es Bueno!!

Un sueño cumplido: La N.A.S.A.!!


Meditando en el propósito de “Mujer Bienaventurada” recordé la anterior “Mujer de Esperanza” (2009-2010); me di cuenta que inicié esas publicaciones sin planificar y se fueron abriendo como un capullo de flor ante mis ojos –en papel de simple observadora-.  
En ambos casos Dios usó Su Palabra para fortalecerme en circunstancias difíciles que apuntaban a “dejarme sin esperanza/deprimida”; o hacerme sentir “desdichada/desventurada”; esta “provisión por anticipado” me hace pensar en mi Buen Pastor que “adereza mesa delante de mi, en presencia de mis angustiadores” (Salmo 23:5). Mis angustiadores? Depresión, ansiedad y temor.
Cuál fue el propósito que descubrí? Que mientras más me enfoco en Su Palabra y no en mis circunstancias, El mantiene mis pies sobre la Roca “y endereza mis pasos”.  En este mundo imperfecto siempre habrá razones para deprimirnos, sentirnos desdichadas… en especial cuando nuestros ojos estén puestos “aquí abajo” en lugar de “en El Alto”.

Esto me remontó a una época de mi niñez cuando, ante la pregunta “qué quieres ser cuando seas grande?” mi respuesta era “trabajar en la NASA” pues quería ser científica, astronauta y todo lo relacionado con esos temas; hasta guardaba algunas “piezas claves” (artículos viejos) que en mi mente servirían para crear un “cohete” o algún otro invento.
Los años pasaron y el sueño quedó en la infancia. Nunca me imaginé que en los propósitos del Señor éste  se cumpliría…pues de repente me di cuenta que fui “enrolada” en la N.A.S.A.

El único problema es que a veces sufro de “torticolis” por estar siempre “observando el cielo” (poniendo la mira en las cosas de arriba) con mi telescopio (La Biblia) cumpliendo así mis funciones:
  • explorar para comprender lo que todavía ignoramos (Rom.11:33-36);
  •  pasar largas horas frente al  telescopio para estudiar algunos rincones desconocidos (Juan 5:39)
  • predecir los eclipses  (Éxodo 20:3)
  • descubrir cometas que podrían impactarnos (Prov.27:12)
  • descifrando las nebulosas  (1 Tes.5:4)
  • manchas solares (regiones del sol donde la temperatura es mas baja) (Apoc.3:15-16)
  • observar el movimiento de los planetas, de la luna y del sol (Lucas 21:25)
Y todo ese trabajo debo hacerlo tanto de día como de noche, aunque sea bien oscura sin luna ni estrellas (Mateo 25:13; Marcos 13:33).

El código de ingreso a la N.A.S.A. es Colosenses 3:1-2: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra…”; por lo que mi descripción de puesto en la N.A.S.A. es como sigue:
                                                 unca mires
                                                 A bajo
                                                 S iempre mira
                                                 A rriba
“Los cristianos que más hicieron por el mundo presente fueron precisamente aquellos que pensaron más en el venidero. Fue a partir de que los cristianos comenzaron a pensar menos en el otro mundo que se hicieron más ineficaces en éste. Apunta al cielo y también le darás a la tierra; apunta a la tierra y no le darás a ninguno.” — C. S. Lewis
Para reflexionar:

Paso la mayor parte de mi tiempo como “astrónoma” (con la mira en las cosas de arriba) o “podóloga” (mirando aquí abajo)? Cuales sueños El te ha cumplido "a Su Manera"?

Conoces la clave que te ayuda a que te “sostengas como viendo al Invisible” en medio de las pruebas?    Hebreos 11:26 tiene la respuesta.

Salió premiado…


“…Bienaventurados los que habitan en Tu Casa; perpetuamente te alabarán…

Bienaventurado el hombre que tiene en Ti, sus fuerzas, en cuyo corazón están Tus caminos…” Salmo 84:4-5



 
A todos nos gusta la sorpresa de recibir algún premio…pero con tantas historias de finales tristes que andan por ahí con relación a supuestos premios que resultaron no ser tales, nos hemos vuelto suspicaces (por no decir paranoicos) frente a los mensajes con ofertas o anuncios de que hemos ganado tal o cual premio –para recibir los cuales se nos requiere asumir ciertos compromisos monetarios-.  
 
Sin embargo, cuando se trata de premios (o regalos) de Dios no hay nada que temer, porque en El no hay engaño (Num.23:19); estos comentarios vienen a colación porque en nuestra “búsqueda en el jardín de bienaventuranzas” nos encontramos con la agradable sorpresa de que el Salmo 84 salió premiado pues contiene dos bienaventuranzas, seguida una de la otra.
Pudiera decirse que, en cierto modo, la primera es una bienaventuranza “corporativa” o “congregacional” (“…bienaventurados los que…”) y la segunda, individual (“…bienaventurado el que…”).
Este salmo nos confronta desde su titulo “Anhelo por la Casa de Dios”, pues, si somos sinceras –en numerosas ocasiones no tenemos ese anhelo y deseo ardientes de estar en “Su Casa” –ya sea que lo interpretemos como estar en Su Presencia –pasar tiempo a solas con El- o estar en el templo físico –la congregación- en cuyo caso aplicaría el sentido de “bienaventuranza corporativa/congregacional”.
Para los israelitas “la Casa de Dios” representaba el lugar donde moraba la misma Presencia de Dios; por lo que consideraban que serian “muy felices” si pudieran quedarse allí para siempre, con un regocijo tan grande que “perpetuamente Lo alabarían”.

El “premio” de este salmo –la 2ª bienaventuranza- nos muestra a una persona que reúne dos condiciones: a) tiene sus fuerzas en el Señor; y b) tiene en su corazón los caminos del Señor; la versión de la Biblia “La Palabra de Dios para todos” –con un lenguaje más sencillo- lee: “Qué afortunado es el que se apoya en Ti, el que sólo piensa en andar en Tus caminos.”
Muchas podemos estar sinceramente “auto-engañadas” creyendo que nos estamos apoyando en El –y cantamos a viva voz “Mi fuerza es El como ninguna”- cuando en realidad, Dios es nuestro ultimo recurso, pues vivimos como “predica” el famoso slogan “Cuando todo lo demás te falle, lee la Biblia” –entiéndase, dinero, talentos, relaciones, manipulaciones-.
La oración que nos convertirá en la “mujer bienaventurada que solo piensa en Sus Caminos” la encontramos en Salmo 139:23-24.

Aplicación:
Lee los versículos siguientes del Salmo 84 para que descubras cómo lucen en detalle estas bienaventuranzas -aun en tiempos de aflicción-.

Si los cristianos “habitamos en Su Casa” debido a que somos el Templo del Espíritu Santo, esto significa que somos las “bienaventuradas” del versículo 4; por lo tanto, Su alabanza es permanente en mi vida como dice el salmista ocurriría con los israelitas si pudieran habitar para siempre en la "Casa de Dios"?
Cuáles serían los resultados si nos hicieran una “radiografía mental” con el propósito de identificar nuestros pensamientos del día: aprobaríamos la segunda condición para recibir “el premio”? es decir, encontrarían que “solo pensamos en andar en Sus Caminos”? 

Su hija bienaventurada

“Bienaventurado el que Tú escogieres y atrajeres a Ti,
para que habite en Tus atrios; seremos saciados del bien de Tu casa, de Tu santo templo”
Salmo 65:4
Entre los casos que mas disfruto como abogada se encuentran los procesos de adopción; recuerdo un momento en que me trasladé junto a una colega y los padres adoptantes al centro donde éstos conocerían al pequeño que iban a adoptar; fue un momento tan emotivo que mi colega y yo olvidamos toda norma de comportamiento con los clientes y no pudimos evitar que las lágrimas corrieran por nuestros ojos (a ella se le notaba mas que a mi, pues, es blanca y rubia –se puso como un tomate-).
En estos procesos –por lo menos en nuestro país- los padres definen el sexo y edad, así como otras condiciones, respecto del niño que desean adoptar; también se les da la opción de decidir si aceptan al niño que se les asigne.  De alguna manera, podría entenderse que ellos “escogen” al niño que luego llevarán a su casa para formar parte de su familia.  Junto con mi colega fui testigo del cambio extraordinario que experimentó este niño –quien al inicio se la pasaba con el ceño fruncido y al concluir el proceso –unos meses después- parecía una “mañana de pascua” (como dice el refrán), su rostro se había transformado por el amor que había recibido en ese poco espacio de tiempo.

Si el amor de unos padres terrenales –pecadores e imperfectos- es capaz de transformar un corazón entristecido haciendo a un niño reír a carcajadas, cuánto no es capaz de hacer en nosotros el amor del Buen Padre Celestial!!

Eso es precisamente lo que dice el salmista en el versículo de hoy: que somos bienaventuradas porque Él nos ha escogido y atraído hacia Si mismo para que habitemos en Su Casa –refiriéndose tanto (i) a Su Presencia con nosotros, como a (ii) ser parte de Su Familia, de Su Pueblo- donde saciará nuestra alma; es decir, nos dará plenitud, satisfacción y propósito; al igual que el pequeño quien me referí antes, El cambiará nuestro lamento en baile (Salmo 30:11).

No solamente nos eligió, sino que nos atrajo hacia El…nos hizo cercanas (Efesios 2:13). Él no es un Padre ausente; por el contrario, ha prometido no dejarnos ni desampararnos (Hebreos 13:5).

“Mirad cuan amor nos ha dado el Padre para ser llamadas hij[a]s de Dios!!  Dice el apóstol Juan en  el capitulo 3:1 de su 1ª carta; pero alguna vez te has preguntado: cuándo nos dio el Padre ese amor? Cuándo nos eligió? Cuando nos atrajo hacia El?

La respuesta la encontramos en (i) Efesios 2:4 “…según nos escogió en El [Cristo] antes de la fundación del mundo; y en (ii) Juan 3:16 “porque de tal manera amo Dios al mundo que HA DADO a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que en El cree, no se pierda mas tenga vida eterna”

Para que nosotras fuéramos elegidas, Jesús tuvo que experimentar el “rechazo” del Padre (cuando Jesús cargó con nuestros pecados, el Padre debido a Su Santidad se aparto de El); para que nosotras fuéramos atraídas/hechas cercanas al Padre, Jesús tuvo que ser alejado (por eso clamó: “Dios mio, Dios mio; porque me has desamparado?”).

Con el fin de que nosotras, pecadoras fuéramos hechas “bienaventuradas” (o sea bendecidas) -al creer en el sacrificio de Jesús en la cruz para perdonar nuestros pecados- Jesús tuvo que hacerse maldición  (Gálatas 3:13). Jesús es la fuente de nuestra bienaventuranza.
Oración: Señor perdóname porque no he apreciado todo lo que entregaste para bendecirme. Gracias por adoptarme como Tu hija; abre mis ojos en la medida en que leo Efesios 1 para ver “cuan amor me has dado” y permiteme contar mis bienaventuranzas. 
 

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