En uno de los sermones el pastor mencionaba que la esencia de la vida del cristiano es la rendición, lo que me hizo recordar un libro al cual me he referido en múltiples ocasiones, que se llama "Rendición" de la escritora Nancy Leigh De Moss; por eso quise refrescar algunos aspectos relacionados con esta actitud que personalmente ha sido y es la parte que Dios ha tenido que trabajar más en mi vida, pues, aunque muchos me ven muy pasiva, dentro de mí (creo que en realidad dentro de todo ser humano) hay un espíritu rebelde que se resiste a la voluntad de Dios.
Cuando leí este libro venía de haber "echado un pleito" (el cual ganó... Ustedes saben Quien, el que Nunca Pierde) y de hacerle una malcriadeza al Señor y me le quejé al punto de decirle que el pasaje de Lucas 6:35 y 36 de ser misericordiosos, prestar y ayudar sin esperar a cambio NADA, no me correspondía a mí, sino a El, porque "eso eres Tú que eres Dios" y que como yo no era Dios lo que El me estaba pidiendo era fácil para El pero no para mí.
Luego de mi rabieta de niña de 5 años, lo único que me vino a la mente fue el versículo de Jeremias 18 que dice "no puedo yo hacer con Ustedes casa de Israel como el Alfarero con el barro?" y ahí fue que me airé y le dije "ah, bueno, ahora Tú me vas a quebrantar" a mí? es decir, que yo soy quien ayudo, a quien no le agradecen y a la que escoges para quebrantar es a mí? Hoy cuando escribo este testimonio pienso en cuánta inmadurez espiritual había en mi vida en aquel momento; cuánto egoísmo, cuánta autocompasión.
Este "anuncio" me llevó a llamarle a este quebrantamiento en mi vida: Crónica de un quebrantamiento anunciado (CQA) basándome en el libro de Gabriel García Márquez "Crónica de una muerte anunciada".
Era tal la dureza de mi corazón en esa etapa de mi vida, que ni siquiera reflexioné en lo que estaba haciendo; y en mi incomodidad debido a que Dios quería moldearme a Su Imagen para que fuera misericordiosa, hasta me acosté diciendo que "ni iba a orar" (cuánta arrogancia, rebeldía); cuánta gracia, paciencia y misericordia Dios ejerció conmigo esa noche.
El quebrantamiento no se hizo esperar y muchos saben que pasé por un desierto donde poco me faltó para no volver a encontrar salida hacia lugares de pastos delicados. Gloria a Dios, que El tuvo misericordia de mi vida. Lo único que me queda en lo adelante, es vivir para contar Sus Maravillas, para proclamar Su Gracia, Su Bondad, Su Gran Amor.
Pues, bien fue en ese tiempo que "Por Diosidencia" leí el libro que les mencioné, donde la autora habla de los hijos rebeldes (aquellos que no se rinden a la voluntad del Padre y que, en consecuencia, como no han de cumplir el propósito de Dios, sus vidas pudieran ser acortadas) también se refiere a la rendición permanente, continua, constante, eterna a la que el Señor nos ha llamado; ayudándonos a a entender cómo luce una vida rendida (o no) en términos prácticos.
Que el Divino Alfarero nos hable y seamos barro dócil y moldeable en Sus Manos cada vez que enfrentemos una situación donde nuestra voluntad no quiera ceder (dejemos que El nos dome y ya no seamos como potros salvajes).
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