Testimonio: Esperanza a lo largo de la vida (I)

La hermana que nos bendice en este mes con su testimonio tiene un largo caminar de 55 años con el Señor, hoy tiene 74 años de edad; así que puede que haya pasado por varias situaciones similares a las que pudieran estar atravesando muchas de aquellas que leerán este testimonio y se puedan identificar con ella.

En mi vida, ella ha sido como una madre espiritual, pues, me aconseja, me amonesta (y de qué manera!!) cuando es necesario, me alimenta (pues no hay visita que no incluya un jugo y algo más...); a veces me he sentido que estoy sentada "a los pies de Gamaliel" cuando converso con ella, pero sobre todo lo que más admiro en su vida es su amor inquebrantable por Jesús, su entrega  predicar Su Palabra a tiempo y fuera de tiempo, su vida de servicio a los demás, además de que como es de esperarse es una verdadera mujer de oración. Estoy convencida de que sus oraciones se encuentran entre las razones por las cuales hoy estoy de pie.

Tiene una voz de ruiseñor y le encantan los himnos cristianos, por lo que además del jugo siempre tendrás oportunidad de adorar al Señor con esta sierva de Jesucristo como la llaman sus vecinos y como ella me pidio que la identificara en este testimonio de su vida.

Disfruta la compañía de los demás, por eso siempre una se siente bienvenida en su casa; es una de las columnas que Dios ha puesto en mi vida. Me siento en falta de no haberle retribuido todo el amor que me ha dado.

Esta sierva se casó cuando tenía 22 años; perdió 4 embarazos; en ese momento tenía tres hembras, pero su esposo anhelaba un varón y por eso ella le oraba al Señor que le concediera ese hijo hasta que Dios tuvo misericordia de ella y concibió su varón.

Aunque todos le auguraban lo peor en ese embarazo queriendo robarle su esperanza, ella seguía confiada porque desde el último embarazo con problemas, se había entregado "en las manos del Señor"; el período del embarazo no se completó  y su hijo nació prematuro con sólo 3 1/2 libras, presentó algunas complicaciones y ya todos esperaban que no sobreviviría, pero su clamor insistente al Señor era "Tú me lo diste..." y Dios en Su Misericordia le preservó la vida; hoy es un joven adulto en los caminos del Señor y casado con una mujer de Dios.

Cuando ese niño tenía apenas 8 años, su padre falleció, sin haber presentado ningún síntoma de enfermedad y estando comiendo a la mesa con su esposa. Aunque esta muerte fue una sorpresa para ella, Dios la había estado preparando y dándole sabiduría para trabajar, y en sus propias palabras "Dios me sostuvo, nunca me faltó nada, fue mi sostén, mi roca fuerte y mi esperanza; fue mi Marido y el Padre de mis 4 hijos".

Continúa.../

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