Testimonio: Esperanza en Su Provisión (III)


 Testimonio de Marisol Tavares:

En mi diario tengo unas notas de esa época donde escribí que tal vez estaba rota porque no había sido bien compactada, bien horneada y que en ese momento el Señor estaba uniendo todas las piezas, compactándolas como lo ha seguido haciendo en Su Plan desde el principio y hasta la eternidad.

Cuando leí la visión de esa nueva iglesia quedé impactada, pues coincidía con una oración que había escrito unos años antes:  Señor deseo ser llena del conocimiento de Tu voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para andar de manera digna delante de ti, Oh Señor agradándote en todo, dando fruto en toda buena obra que me permitan crecer en el conocimiento del Dios Altísimo; y ser fortalecida en Tu poder, que me permita perseverar con paciencia en toda circunstancia, dando gracias con alegría al Padre”
  
Esta es mi versión de la oración del apóstol Pablo en Colosenses 1:9-11, la cual tomé como meta de mi vida. Al llegar a la IBI y leer su visión, le dije al Señor “pero eso es lo que yo estoy buscando” ahora entiendo que no era yo quien lo buscaba sino que el Señor puso en mi corazón lo que El iba a darme en esta nueva congregación; y ha continuado siendo mi oración aún después.

En esos largos períodos de aflicciones producto de  vivir en un mundo caído, he podido comprender que Dios Padre lo ha permitido para enseñarme a vivir conforme a esa oración, pero en todo el camino he visto Su Mano Poderosa sosteniéndome y he comprobado la fidelidad de Sus promesas, las cuales están escritas en mi corazón.  Una de esas promesas es “No temas, Yo te ayudo” (Isaías 41:13b); y así es como El lo hace, en un eterno presente continuo; así es como lo ha estado haciendo en mi vida, cada día.

No siempre fue fácil, hubo largas noches de desvelos en las que me sumía en la autocompasión, autojustificación, clamando que “ya estaba bueno de soportar “sufrimiento” cuando suplicaba por Su misericordia y Su Paz para mi espíritu,  Dios, como un Padre tierno, lleno de amor y paciencia, no me reprendía, sino que  traía  a mí, Su Palabra diciéndome  “Porque los montes serán quitados y las colinas temblarán, pero mi misericordia no se apartara de ti, y el pacto de mi paz no será quebrantado-dice el Señor, que tiene compasión de ti” Isaías 54:10.

Al meditar en estas palabras no puedo más que asombrarme de la grandeza del Señor la cual no puede ser entendida por mi mente finita.  Y otra vez me repetía “No quebrantare mi pacto, ni cambiare la palabra de mis labios” Salmo 89:34. Por eso en mi corazón se encuentra este sentir “Señor quiero ser instrumento de Tu paz” porque Tu paz siempre me has dado.

Continúa...

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