En la entrega anterior recogimos una preciosa
flor para nuestra “canasta de bienaventuranzas” cuando revisamos los
primeros versículos (pétalos de nuestra flor) del Salmo 1 y vimos cómo
influyen mis relaciones para que mi vida pueda ser calificada como “bienaventurada”
o no, conforme los parámetros del Reino de los Cielos.
Hoy veremos otro de los pétalos de esa hermosa
flor, al reflexionar en “Como luce una vida bienaventurada”. Recordemos que hay
tres cosas que debemos evitar (consejo de los malos, andar encamino de
pecadores, sentarnos en silla de escarnecedores) y solo una que debemos hacer
(deleitarnos en Su Palabra).
El fruto de
estas acciones? La vida bienaventurada lucirá de la siguiente manera:
1. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas: en este caso, la palabra “plantado” significa “trasplantado” es decir, que lo removieron de donde se encontraba originalmente plantado y llevado a otro lugar. Igual ocurre con nuestras vidas, cuando venimos a Cristo “todas las cosas son hechas nuevas” (2 Cor.5:17) somos trasplantadas de la “vida vieja” a la “vida nueva”.
1. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas: en este caso, la palabra “plantado” significa “trasplantado” es decir, que lo removieron de donde se encontraba originalmente plantado y llevado a otro lugar. Igual ocurre con nuestras vidas, cuando venimos a Cristo “todas las cosas son hechas nuevas” (2 Cor.5:17) somos trasplantadas de la “vida vieja” a la “vida nueva”.
Y en ese nuevo terreno, tenemos acceso a las
“corrientes de aguas” lo que implica que es una fuente inagotable y fresca de
recursos que nos nutren. No puede tratarse de otra fuente más que “La Fuente de
Agua Viva”(nuestro Amado Señor Jesús) pues todo lo demás, es “cisternas rotas
que no retienen agua; nuestra Preciosa Fuente es aquella fuente de la que
cuando bebemos “no volveremos a tener sed jamás” y de nuestro interior
“correrán ríos de agua viva”.
2. Que da su fruto a su tiempo y su
hoja no cae: En la vida nueva que tenemos en Cristo, Él nos ha puesto para que
llevemos mucho fruto pues nuestros frutos glorifican al Labrador de nuestro
jardín de bienaventuranzas. Pero Él nos recuerda que si nos “desplantamos” de
El (nos separamos de Él) nada podremos hacer, no llevaremos ningún fruto.
O sea, que el secreto del fruto de la vida bienaventurada está en permanecer
“plantadas” en El.
La hoja en el árbol es el equivalente de
los pulmones en el ser humano (que nos permiten respirar).Por lo tanto, una
vida bienaventurada tendrá siempre su hoja verde (que permanece en el árbol,
que no cae) por el Espíritu que mora en ella.
3. Todo lo
que hace prosperará: con esas raíces “trasplantadas”, con la Fuente deAgua Vida
y el Respiro del Espíritu Santo, o sea, con una vida completamente dependiente
de El, podremos decir NO a las tres acciones que habíamos indicado antes cuando
empezamos a deleitarnos en esta incomparable flor del Salmo 1 y
decir Si a la única cosa que es necesaria. Esta prosperidad
no implica que no tendremos tropiezos o fracasos, sino que aun en estos,
Nuestro Labrador sacará el mejor fruto, la mejor cosecha, las mejores flores,
el mejor jardín porque El hace que para aquellos que le aman, “todas las cosas
cooperen para bien”.
Finalmente concluye el Salmo 1 resaltando como
luce una vida “desventurada”:
a. Como el tamo que arrebata el
viento: inestabilidad ante las circunstancias de la vida, llevado de aquí a allá,
sin raíces firmes
b. No se levantaran en el juicio: no
gozarán de la vida eterna que El compró para Sus hijas bienaventuradas a precio
de sangre.
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