Cómo luce una mujer sin esperanza?

En un e-mail que envié más temprano en el día de hoy les dejé una tarea o reto y era identificar a una mujer en la Biblia de cuyos labios había salido una expresión que denotaba que había perdido la esperanza. No sé cuántas hayan aceptado el reto, a continuación encontrarán la respuesta.

Había leido este libro en la Biblia pero no me había percatado de varias cosas que pude observar en esta ocasión y que quiero compartirles en la esperanza de que sea para la edificación mutua.

La mujer a quien me refiero es Noemí la suegra de Rut la cual en el versículo 12 del capítulo 1 del libro de Rut, ante la oferta de sus nueras (Rut y Orfa) de acompañarla en lo adelante luego de que las tres habían quedado viudas, les responde: "Y aunque dijera: todavía tengo esperanzas", de donde se puede entender que ella decía que no tenía esperanzas, es decir, que esta frase implica lo contrario de lo que para ella era su realidad.

No quiero negar, ni minimizar el dolor que esta mujer había sufrido, pues, no solamente había quedado viuda sino que además había visto fallecer a sus dos hijos; no tenía compañero pero tampoco tenía esperanzas de ver levantarse una descendencia. Seguramente veía su futuro muy sombrío, como dice el versículo 5 que ella había quedado como una "mujer desamparada".

Para algunas personas la vida parecería ser más dura y difícil que para otras;  les toca atravesar diversos valles de sombra de muerte, de perdidas, de dolor, de  rechazo, de traición... dejándoles con un semblante entristecido, un corazón afligido y en su interior un desierto donde parecería que no habrá lluvia jamás... una vida de absoluta desesperanza. 

Veamos algunas características de una mentalidad de desesperanza, a través de la vida de Noemí:

a) En el versículo 13 ella misma confiesa que "mayor amargura tengo yo que vosotras" y en el 20 pide a las personas de su pueblo que ya no la llamen Noemí (que significa dulzura) sino que la llamen Mara (que en hebreo significa amarga); de lo cual podemos concluir que el fruto de una vida sin esperanza es la amargura interior. En esa cultura, el nombre tenía un significado particular pues se esperaba que fuera la representación de la vida de la persona; sin embargo, en la vida de Noemí parecía más una burla a su realidad.

La amargura es descrita como un sentimiento de pena, aflicción o disgusto; también según algunos, puede calificarse como un resentimiento reprimido a punto de estallar.

Según la Biblia cuando la amargura brota en los corazones puede contaminar a otros, nos aparta de la Gracia de Dios y nos estorba (Hebreos 12:15), me parece que todo esto se produce porque el corazón amargado no puede tener la perspectiva correcta ni de Dios, ni de las circunstancias, de sí misma ni de los demás, como veremos más adelante.

En Efesios 4:31 se nos ordena que nos quitemos "toda amargura", es decir, que no debemos dejar ni un rastro de ella en nuestras vidas; debemos notar que es una tarea que nos corresponde hacer a nosotras. Esta orden se encuentra entre un grupo de actitudes que corresponden al "viejo hombre" y de las cuales se nos indica que "debemos despojarnos" (Efesios 4:22) para lo cual primeramente debemos "renovar el espíritu de la mente"  y "vestirnos del nuevo hombre". 

Una mujer de esperanza trae su dolor,  su aflicción, su disgusto delante del Señor (Salmo 55:11) sabiendo que El vino a "vendar los corazones quebrantados" (Isaías 61:1) y sabe que cuando su corazón desmaya "desde el extremo de la tierra puede clamar a Dios" (Salmo 61:2), como ocurrió con Ana quien trajo su "amargura de alma" delante del Señor y "lloró desconsoladamente" (1 Samuel 1:10).

b) Una mujer desesperanzada se enfoca en sí misma o en sus circunstancias; me parece que la desesperanza viene precisamente de esa actitud errónea de centrarse en ella y en lo que ocurre en su vida.

Así lo podemos deducir de las palabras de Noemí en los versículos 11 al 13 cuando le dice a sus nueras "yo ya soy vieja", "mayor amargura tengo yo que vosotras", "tengo yo mas hijos en el vientre?".

Aunque su intención era buena pues no quería someter a sus nueras a lo que ella veía como una vida sin esperanzas; es importante que comprendamos que el temor nos hace enfocar en nosotras, en nuestras (in)capacidades o habilidades/debilidades, nunca nos moveremos hacia ningún lado o si lo hacemos será sin Dios, pues para ser una mujer de esperanza debo recordar que no se trata de mí, sino de Dios y de Sus Planes para mi vida, los cuales siempre son "planes de bienestar y no de mal, para darme un futuro y una esperanza" (Jeremías 29:11).

Una mujer de esperanza se enfoca en Dios y en Sus promesas "puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe"  (Hebreos 12:1) de manera que "olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Filipenses 3:13-14)

c) Una mujer desesperanzada pudiera reconocer la Soberanía de Dios como lo hacía Noemí, pero no se rinde a ella, no la acepta, sino que por el contrario se vuelve amargada; así encontramos a Noemí diciendo en Rut 1:13: "la mano de Jehová ha salido contra mí", o en el v.20 "porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso", en el v.21  "Jehová me ha vuelto con las manos vacías... ha dado testimonio contra mí...el Todopoderoso me ha afligido".

Vemos aquí una actitud diferente a la de María quien luego del anuncio del ángel, aún reconociendo las consecuencias de que la voluntad de Dios fuera hecha en su vida, se rindió a ésta, proclamando "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador... pues desde ahora me dirán bienaventurada...porque me ha hecho grandes cosas el Todopoderoso; Santo es Su Nombre..."  (Lucas 1:46-49).

Parecería que no siempre ésta fue la actitud de Noemí, pues, su relación con Dios cautivó a Rut quien quiso seguirla a pesar de las circunstancias diciendo que "...tu Dios será mi Dios...".  Debemos cuidar que nuestra relación con Dios no se enfríe, no se apague en medio de las pruebas.

Una mujer de esperanza se rinde con un corazón humilde a la Voluntad de Dios; no lo cuestiona, no lo acusa, no se rebela, ni se amarga; no le atribuye "despropósito alguno a Dios" (Job 1:22)

d) Una mujer sin esperanza no aprecia las bondades ni la gracia de Dios en su vida: esta actitud de ingratitud la vemos cuando en el versículo 21 Noemí dice que se había ido llena y ahora viene con las manos vacías; ante esta declaración qué habrá pasado por la mente de Rut? pudo haber pensado: pero bueno entonces yo qué soy? menos que nada? yo soy invisible?  La desesperanza de Noemí no la dejaba apreciar que la Gracia de Dios la había visitado en la persona de Rut. Nuestra desesperanza nos hace insensibles a los demás.

Cada vez más estoy tratando de crear el hábito de no decirle a las personas "que Dios te bendiga" porque realmente Dios nos bendice cada día y nos visita con Su Gracia (aún se trate de Su Gracia común para todo ser humano) y en su lugar decirles "que puedas apreciar las bendiciones/bondades/gracia que Dios derrama cada día en tu vida; y que seas agradecid@" .

Una mujer de esperanza es sincera con Dios y derrame su corazón delante de El diciéndole "no me gusta",  "me duele", "no lo entiendo" pero Tú eres Soberano, Tú eres el Alfarero y Tú me amas; no se trata de mí, de lo que me guste o lo que yo entienda, se trata de Tí; pero además, recuerda que debemos dar gracias en todo, porque esa es la voluntad de Dios (1 Tes.5:18).

No quisiera dejar la impresión de que todo en la vida de Noemí fue negativo, pues, ella fue una buena consejera de Rut, guiándola a hacer lo correcto.

Parecería que aún al final del libro, todavía el corazón de Noemí no había sido sanado pues las palabras de gratitud y de regocijo no salen de su boca sino de las de sus vecinas cuando le dicen en el capítulo 4:14 "Alabado sea Jehová, que hizo que no te faltara hoy pariente...el cual será restaurador de tu alma...pues tu nuera, que te ama... es de mas valor para tí que siete hijos". Necesitamos que sean los demás quienes nos hagan ver la Bondad de Dios en nuestras vidas?

Pero lo más espectacular del libro es que a pesar de su ingratitud, de su queja, de su amargura, de acusar a Dios de su situación...la Gracia de Dios la visitó de manera sobreabundante pues este "nieto" fue el abuelo del rey David, es decir, del linaje de Jesús...Sublime gracia!!!

Una mujer de esperanza sabe que "de Su Plenitud recibimos todos y gracia sobre gracia..."  (Juan 1:16); según la nota al pie de este versículo en mi Biblia, algunos traducen esta expresión como "bendición tras bendición".




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