Esperanza para Haití (I)

A raíz del nefasto terremoto del pasado 12 de enero en la vecina nación haitiana han sido muchos los titulares de periódicos que, de una u otra manera, contienen un encabezado parecido al de la presente entrega: "Esperanza para Haití", incluyendo un telemaratón celebrado en la ciudad de Los Angeles el pasado día 22, así como otro evento similar que pretendía levantar "un canto de esperanza para Haití", otro titular se refería a que la esperanza crecía por la reapertura del puerto en Haití. 

La mañana del "día después"al movimiento telúrico, es decir, el día 13 de enero, los sobrevivientes en Haití no despertaron porque en realidad no habían dormido; mientras sus vecinos del mundo occidental se despertaban de un sueño para caer en la realidad de una terrible pesadilla al desayunarse con las noticias de la devastación acaecida sobre esa nación.

En mi caso particular, esa mañana desperté dándole gracias a Dios porque como dice la Biblia en el libro de Lamentaciones en su capítulo 3 "por Sus Misericordias no he sido consumida" ante la realidad de mi propia pecaminosidad; pero entonces pensé que así mismo nuestro país no había sido consumido por ese  terremoto, sola y exclusivamente por la Misericordia de Dios y no porque fuéramos mejores que el pueblo haitiano; sin embargo, como parte de nuestra humanidad pecaminosa no han faltado quiénes sin revisar la "viga de su propio ojo" han querido "sacar la paja en el ojo ajeno". 

El antes mencionado libro de Lamentaciones, tradicionalmente atribuído al profeta Jeremías es un grito de dolor y tristeza ante la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, ante cuya devastación el autor encuentra una única esperanza: La Misericordia de Dios, y así lo expresa en el capítulo 3 del mismo.

El alivio para la desolación del profeta fue encontrarse con aquella palabra que se torna especialmente dulce y refrescante ante el dolor, la tragedia y destrucción: "Esperanza"...de volver a comenzar, de tener una nueva oportunidad, de recoger los pedazos rotos y reconstruirlos, de recuperar algo de aquello que se ha perdido... pero es también una expresión de gratitud, reconociendo no todo estaba perdido, pues pudo haber sido peor si no hubiera sido por la Misericordia de Dios. 

Ha sido muy reconfortante ver todas las acciones de solidaridad que se han puesto en marcha de inmediato, las cuales pretender traer esperanza a esa nación. Pero cuál esperanza? Esperanza de volver a su condición anterior?  esperanza de recomenzar los sueños que se rompieron?  y qué tal de los familiares que murieron? cómo puede haber esperanza si a éstos no los pueden recuperar? 

Continúa...




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