Testimonio: Esperanza mientras esperas (III)

Conclusión Testimonio Carmen Santiago:

Con ese objetivo en mente (Llevarme por Sus Caminos con Sus ojos puestos en mí pero además quitando poco a poco la iniquidad que pueda apartarme de Sus Preciosos Caminos) me ha dado discernimiento a fin de ayudarme a ser la hermosa mujer que El diseñó desde la eternidad y hasta la eternidad, aquella que refleja un gran parecido a Su Persona, lográndolo a través del sello de Su Espíritu. Como si todo esto fuera poco, me ha dado un intenso anhelo por querer seguirlo en Sus Caminos y lograr cada día parecerme más a Él.

Pero lograr este anhelo tiene un costo, pues El participa activamente, quebrantando y disciplinando mi vida; y esto lo hace por Su Misericordia, pues al ser quebrantada, me sana de raíces del pasado y porqué no… también de aquellas del presente, permitiéndome verme tal cual soy y así dándome el privilegio de experimentar Su Amor y Su Poder a mi favor… para llegar a la meta de ese camino que El ha trazado.

En verdad, no puedo decir que este proceso no sea doloroso pues requiere debilitar el orgullo para confesar las iniquidades conforme El me ha enseñado en el mencionado versículo 5, pero los resultados son tan maravillosos al verlo obrar en mi vida y a través de mi vida y al permitirme cada vez más sentir Su Amor, el Amor de un Dios vivo y real que demanda dejar ese viejo camino, deshacerme de maletas que no me dejan avanzar para lograr descansar en Su Buena Voluntad.

Cada mañana sólo quiero estar dispuesta a que El logre Sus Propósitos en mí; pues mientras más lo conozco, mi anhelo de querer agradarlo va en aumento. En mi caminar con Cristo he aprendido a pedirle perdón, ponerle nombre a mis pecados y seguir en el proceso maravilloso de saber que no se trata de mí, de que mi humanidad no me permite seguir adelante sola pues lo necesito a Él, que aunque sé que falta mucho por hacer tengo la seguridad de que al estar en Sus Caminos El seguirá moldeando y llenando mi corazón.

Quiero proclamar que la meta de Su Plan es darme Verdadera Vida ya que mi Amado Jesús es la Verdad y es la Vida. El y solo El logra que aun en mis momentos más difíciles tenga pensamientos llenos de la certeza de Su Palabra: Que todo lo hace por Su Perfecto Amor.

Las demandas de mi Amado no son una figura esbelta, adornos externos, ni ser inteligente: El me ama como soy; solo necesito tener un corazón que quiera recibir todo lo que para Su Gloria, El tenga para darme: llámese quebranto, disciplina, todo Su Amor o aún abrazos.

Puedo mirar a mi futuro con esperanza porque sé que a lo largo del camino y al final del mismo, siempre estará la perfecta compañía de mi Amado, porque así El me lo ha prometido en Jeremías 29:11: “Porque Yo sé los planes que tengo para ti, declara el Señor, planes de bienestar y no de mal, para darles un futuro y una esperanza”

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