TESTIMONIO DE JOSEFINA ECHENIQUE (hermana que se congrega en Ministerios Bet-El)
Llegó el nacimiento de mi hijo, y aparentemente todo estaba bien. Después de haber pasado 14 días de su nacimiento, una noche poniendo mi mano en su espaldita comencé a sentirle un ruido (al que los dominicanos comúnmente llamamos un “roco”); me comuniqué con su pediatra; quien lo examinó y me dio la noticia de que mi hijo tenía un soplo en el corazón.
Después de buscar varias opiniones médicas para verificar su condición, pues, hubo un primer diagnóstico en que me informaron que mi hijo podía esperar hasta los 3 años para ser operado; otros médicos llegaron a la conclusión de que debía ser operado a los 6 meses de edad.
Unos tres meses después de estos diagnósticos, mientras mi hermana jugaba con mi hijo (quien ya tenía 4 meses) descubrió que él no reaccionaba cuando ella le hablaba. Este comentario fue devastador para mi esposo y para mí, pero debíamos enfrentar la situación de la cirugía del corazón, por lo que nos concentramos en aquello que entendíamos era lo prioritario en ese momento. Pero esto no significaba que no estuviéramos alerta; aún no le habíamos hecho audiometría ni lo había visto ningún especialista para estos fines.
Pasó el tiempo y por múltiples situaciones la operación de mi hijo tuvo que posponerse en diferentes ocasiones; en un momento, tenía anemia, o debido a que en Corazones Unidos no podían operarlo porque había otros niños antes que él… y así sucesivamente.
Los pensamientos que me llegaban a la mente eran que a mi hijo no le convenía esa cirugía porque se iba a morir; en una de esas ocasiones, justo el día que lo iban a operar ya estando listo para ir a quirófano, lo devolvieron suspendiendo la cirugía.
Continúa.../
0 comentarios:
Publicar un comentario