TESTIMONIO DE WANDA BALBUENA
Ese conocimiento se quedo en mi: la fe y confianza en ese Dios Poderoso, pero a medida que la vida me iba cambiando, grandes responsabilidades y compromisos vinieron: el matrimonio, los hijos, el trabajo…me deje envolver por el mundo y su pecado, cayendo en tentaciones de la carne: vanidad, lujuria, mentiras, engaños, placeres…etc. y me fui alejando cada vez mas del Seňor, sin darme cuenta que debía ser al revés.
Mi vida seguía complicándose tanto, que me sentía atrapada en un círculo vicioso sin salida; problemas personales, familiares, de pareja, de trabajo, económicos, y además, noto que algo andaba mal con mis manos, poco a poco perdía fuerza en la punta de los dedos (por ej. Al abrir una puerta con las llaves, encender el carro, abotonar la ropa, etc.).
Todavía los médicos no habían acertado; al principio fueron casi dos años de incertidumbre, cada médico que veía me daba un diagnóstico diferente, y la atrofia de las manos avanzaba, ya había empezado a perder musculo en ambas manos.
Dentro de mí, empezó a surgir la necesidad de buscar a Dios de nuevo. Una amiga muy querida me hablo de un grupo de oración y decidimos ir, ese día me comencé a llenar de un amor tan pleno que no paraba de llorar,…me inundo una ola de culpa, cuando el Señor me hizo entender que El siempre había estado conmigo, que fui yo quien se había separado de El, pero lo más grande y maravilloso fue recibir su perdón, y con el tiempo, aceptar su liberación de todos mis pecados y de aquella gran culpa.
Esa fue la parte que me resultó más difícil, aceptar que El me había perdonado y descargado de toda culpa.
Continúa.../
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