Porqué a la Luz de Su Palabra?


Desde hace un tiempo, he tenido la idea de publicar algunos artículos relacionados con eventos de la vida diaria que constituyen noticias que captan especial atención e interés del público en general, con el objetivo de reflexionar sobre los mismos conforme la perspectiva bíblica, es decir, ponerlos bajo “la Luz de Su Palabra.

Algunos de los artículos publicados hasta ahora se encuentran en el blog; otros se irán publicando, con la Gracia de Dios, bajo esta nueva etiqueta basada en el Salmo 119:105 “Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y luz para mi camino” con la oración a Nuestro Amante Padre Celestial de que sea El quien inspire estas reflexiones con la Luz de Su Palabra de manera que podamos ver cada evento con los lentes de la fe para unirnos a Su Obra en medio de nuestros tiempos”.

Debajo algunos de los artículos que, hasta el momento, han sido publicados:

-       “Como leer el periódico en tiempos de crisis”

  

Esta  fue una inspiración que surgió en la medida en que leía un diario digital español que hacia referencia a ciertas formulas que buscaban los “expertos” para ayudar a tranquilizar a las personas ante la crisis que enfrentaban y la que se avecinaba; y luego, tiene un testimonio sobre como Nuestro Buen Padre Celestial me puso a practicar lo que antes habia escrito en la parte I.

-          “Esperanza para Haiti” (I y II)
Los cuales fueron escritos en medio de la serie “Mujer de Esperanza en Cristo” y contienen ciertas reflexiones sobre el terremoto que asoló a nuestra vecina nación en Enero, 2010.

-          Bienaventurada la Nación
Dentro de la serie “Mujer Bienaventurada” y en ocasión de las elecciones presidenciales 2012 en nuestro país, República Dominicana.

-          Mente sana en cuerpo sano?
Artículo publicado en periódico Diario Libre en fecha 11 de noviembre de 2011 

La Bienaventuranza de la espera (3)



Luego de reflexionar en los versículos del 1 al 3 del Salmo 40 donde encontramos (i) características de nuestra espera; (ii) beneficios inmediatos; (iii) mensaje que dicha espera comunica sobre nuestra verdadera creencia de Aquel a quien estamos esperando.

En esta ocasion, dirigimos nuestra atención al versículo 4 en el cual el salmista exclama: ¡Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza y no mira a los soberbios ni a los que se desvían tras la mentira!” 

Es decir, el objeto de nuestra confianza (ya sea el Señor o los soberbios) determinará si seremos o no, mujeres bienaventuradas; esta cualidad solo la adquirimos cuando esa confianza ha sido depositada en la persona de Jesus; es por esto que, en múltiples ocasiones la Biblia nos advierte que es mejor confiar en el Señor que en los hombres (Salmo 118:8; Salmo 146:3) ; llegando a declarar una maldición sobre aquellos que confían en el hombre (Jeremías 17:5) y confirmando que aquel que pone su confianza en el Señor es “bendito” lo que es igual a bienaventurado (Jeremías 17:7).

Porqué la Palabra contiene esas advertencias? Porqué esa maldición?  Porque los seres humanos con nuestra naturaleza caída (pecaminosa) somos inconstantes, débiles, inestables, inseguros, nuestro corazón nos engaña, somos limitados en sabiduría, en poder…por lo tanto, todo aquel que ponga en nosotros su confianza, sin lugar a dudas, será defraudado…pues, no somos mas que “cisternas agrietadas que no retienen agua”.  

En contraste, el Señor es Inmutable, es el mismo ayer, hoy y por los siglos, es Omnisciente, Todopoderoso, en El no hay engaño ni sombra de variación y Su Palabra nos dice que aquellos que esperan en El no serán avergonzados;  Él es la Fuente de Agua Viva.

Confiar en los hombres es tener los pies en lodo cenagoso (hundiéndonos siempre) mientras que poner nuestra confianza en Él es permanecer sobre la Roca; es por esto que el Salmo 125 nos recuerda que los que confian en El son como el monte de Sion que no se mueve sino que permanece para siempre.

La imagen que hemos utilizado para estas meditaciones es el Peñón de Gibraltar, grande y portentoso; ahora imaginate en medio de una tormenta, de vientos fuertes, alto oleaje; y piensa, donde estarás más segura en las arenas de la playa que se levantan con cualquier viento o sobre el mismo Peñón que permanece inconmovible?   

De acuerdo a este versiculo 4, poner nuestra confianza en el Señor es la UNICA acción que debemos realizar para calificar como “bienaventuradas"; y al mismo tiempo, existen dos acciones que debemos evitar: (i) mirar a los soberbios y (ii) mirar a los que se desvían tras la mentira.

Por tanto, al confiar en el Señor debemos estar atentas hacia donde se esta dirigiendo nuestra mirada: exclusivamente hacia El? o, en su lugar, estoy como el “hombre de doble ánimo” de que habla el libro de Santiago; es decir, con un corazón dividido? Supuestamente “confiando en el Señor” pero al mismo tiempo, prestando atención a aquellos que lo rechazan a El? (los soberbios que no quieren humillarse y reconocer a Dios); quizás considerando “su prosperidad”? su manera de hacer las cosas? Su éxito en esta tierra?

En nuestros tiempos de espera cuando debemos poner nuestra confianza en El, asegurémonos de hacerlo como los peregrinos del Salmo 121 quienes “alzaban los ojos a los montes” es decir, fijaban su mirada en lo Alto, sabiendo que solo de allí vendría la ayuda que esperaban. 

Una mujer bienaventurada es aquella que reconoce que debe ESPERARLO  CONFIADAMENTE + MIRARLO SOLO A EL; pues, entonces, disfruta de las consecuencias naturales de esa espera y confianza: estar firme en la Roca de los Siglos (incomparablemente mas imponente que el Peñón de Gibraltar) habiendo sido enderezados sus pasos, en lugar de seguir los de aquellos que “se desvían tras la mentira”  ya que si Jesús es la Verdad y el Camino; desviarse tras la mentira implica seguir dioses falsos, es decir, ídolos que no conducen a ninguna parte.

Recordemos que hay camino que a nuestros ojos parecen camino derecho, pero al final se trata de camino de muerte, en cuyo trayecto perderemos todas las bienaventuranzas que El nos ha concedido generosa y gratuitamente.

La Bienaventuranza de la espera (2)


Al esperar pacientemente, al esperar con esperanza, al esperar confiando…el salmista vio obrar a Dios porque debemos recordar que “es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe y que recompensa a los que Le buscan” nos dice el autor de Hebreos en 11:6 pero ese versículo inicia declarando que “sin fe es imposible agradar a Dios”; por tanto, para esperar como el salmista necesitamos ejercitar nuestra FE en Dios, en Su Palabra, en Sus Promesas; creyendo a Isaías 49:23 que no serán avergonzados los que en El esperan.

Si nos desesperamos, desmayamos, tiramos la toalla, dejamos de proseguir a la meta…nos perdemos de estar en aquel lugar donde veremos a Dios “acercarse/inclinarse/descender a nosotros”; aun mas, no disfrutaremos ver Su Bondad manifestada al escuchar y responder nuestro clamor; aquel clamor que ya pensábamos que no había pasado del techo; pero que por el contrario, había llegado al mismo corazón amante, rebosante de gracia y de misericordia de Nuestro Padre Celestial.  Si te sientes desmayar en este momento te invito a leer esta meditación titulada “No desmayemos”  http://salmos375.blogspot.com/2009/08/no-desmayemos.html

Por lo tanto, espera, confía, aguarda…que El vendrá en tu ayuda…te sacará del pozo de la desesperación (hundida, sin luz, sin suficiente aire, ahogándote; en el original se refiere a “calamidades y peligros mortales”); se ensuciará Sus Manos para limpiarte de los estragos del pozo cenagoso, te pondrá sobre la Roca Firme, te guiará; cuando veas lo que Él ha hecho, tu corazón agradecido alabará Su Nombre y serás de testimonio a muchos, quienes también pondrán su confianza en El (v.2-3)

Es precisamente en ese momento cuando nos damos cuenta que no solamente fue bueno esperarlo sino que también fue lo mas sabio que pudimos hacer; es allí, cuando descubrimos la “bendición/bienaventuranza de la espera”...ni un minuto antes ni un minuto despues; y, al igual que el salmista podremos decirnos a nosotras mismas y gritarlo a los cuatro vientos “cuan bendecida fui de haber esperado al Señor”; en ningún modo  consideraremos que desperdiciamos nuestro tiempo. Esperarlo a El, siempre vale la pena.   
Cuando Lo esperamos a El, estamos honrando Su Nombre; estamos diciéndole a El, sin palabras, yo confío en Ti, en Tus Planes para mi vida; yo creo a Tu Promesa de que Tu haces que todas las cosas cooperen para mi bien, de que Tu Voluntad para mi vida es buena, agradable y perfecta. Esperar pacientemente al Señor es rendirnos en Sus Brazos Eternos de Amor.

Cerremos la meditación de este día con una oración a Aquel es Digno de Nuestra Confianza basada en Hebreos 10:35-36: “Señor, ayúdanos a no perder nuestra confianza, a la cual Tú le otorgas una gran recompensa, pues nos es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho Tu Voluntad, obtengamos la promesa. En Cristo Jesús te lo pedimos. Amen”.

La bienaventuranza de la espera


En esta semana veremos una bienaventuranza que la mayoría nos perdemos…en especial aquellas que somos “potros salvajes”; se trata de la “La Bienaventuranza de la Espera Paciente” que encontramos en el Salmo 40:4: “¡Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza y no mira a los soberbios ni a los que se desvían tras la mentira!”. 

Este salmo es denominado mesiánico; pues sus palabras se atribuyen a Cristo frente a la liberación del Padre a través de la Resurrección y Su Agonía en la espera de la cruz; algunos comentaristas nos llevan a reflexionar que aun Su Hijo no obtuvo siempre respuestas inmediatas; pero El sabia que la demora no significaba necesariamente negación. 

Antes de meditar en dicho versículo, veamos los versículos anteriores (del 1 al 3) donde el salmista declara y testifica de su liberación luego de “esperar pacientemente al Señor” dejándonos ver que la espera no debe ser un periodo inerte, pues, durante ese tiempo el salmista “clamaba” y Dios escuchó su clamor. 

La palabra “pacientemente” en el original significa: aguardar, confiar, esperar. Entonces, ese versículo bien pudiera leer “esperando/confiando/aguardando esperé a Jehová”; es decir, se trataba de una espera confiada; de una espera con esperanza: una espera fructífera; contrario a la mayoría de nuestras “esperas”, las cuales más bien pueden denominarse “des-esperas”; son esperas sin confianza, sin esperanza; esperas infructíferas. En la Biblia en lenguaje actual este versículo lee: “Toda mi esperanza la tengo puesta en Dios, pues aceptó atender mis ruegos”; en el blog encontraras una meditación  que te ayudará a entender mejor qué es la “Esperanza Cristiana” (http://salmos375.blogspot.com/2009/09/ser-una-mujer-de-esperanza-biblica.html)

Cual fue el fruto de esa espera con esperanza? Que Jehová “se inclinó hacia mi”, proclama el salmista; o sea, El descendió de Su Trono; lo atendió, se acercó a él; lo encontró en su necesidad; lo que nos hace recordar a Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”; verdad que es proclamada en la alabanza que dice “Dejaste el Trono para mostrarnos la Luz”.

Mas adelante continuaremos con esta meditación.


Bajo Sus Alas,

Isabel 
 PD: si te preguntas cual es el significado de esa foto del Peñón de Gibralta, por favor "espera pacientemente" que luego entenderas

 

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